¿Cómo comunicar la muerte a nuestros hijos?

Es habitual que los adultos nos encontremos en una situación complicada al tener que comunicar la muerte de un ser querido a nuestros hijos. Tendemos a no hablar de la muerte con los niños para protegerles de ese daño cuando ocultándoles esta información les hacemos aún más daño y les obligamos a buscar en sí mismos las respuestas a una situación que ellos también están viviendo. En realidad es mejor acompañarlos en ella apoyando y guiando su dolor y sus miedos. Ellos vivirán la situación igualmente, pero si ocultamos esta noticia, tendrán que enfrentarse sin información, sin apoyo, sin nadie que escuche sus dudas y preocupaciones, influyendo de manera que su sensación de soledad, sus miedos e inseguridades aumenten. Hablar de las emociones, del dolor, de la pérdida como parte de la vida es primordial para convertirse en adultos emocionalmente sanos. En cambio, si ocultamos con la finalidad de que el dolor no se manifieste, impediremos una gestión emocional saludable.

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¿Cómo conseguir que tu hijo de 2 a 8 años haga caso?

¿Cuántas veces habéis pedido a vuestro hijo que haga algo y este ha ignorado vuestra petición?

Como padres en ocasiones sentimos que nuestros hijos desobedecen a nuestras normas por molestarnos o por rebeldía cuando muchas veces la raíz del problema está en la forma de establecer dichas normas con los más pequeños.

En nuestro mundo de adultos esperamos que cuando pedimos algo la persona que tenemos en frente sea capaz de escuchar y atender a nuestra demanda. Sin embargo, los niños necesitan que estas normas sean expresadas con pequeñas claves que les ayuden a comprender la importancia de nuestras palabras. A continuación se detallan algunos ejemplos con los que quizá os podréis sentir identificados y como resolver estos conflictos:

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Autoestima y Adolescencia: cómo desarrollar una autoestima alta y positiva.

La manera en que la sociedad ve al individuo influye en la manera cómo este se ve a él mismo y debido a esto la familia, los amigos y profesores tienen un gran impacto en el desarrollo de la autoestima.

El periodo que se considera de gran importancia para la formación de la autoestima es la  adolescencia (de los 12 a 19 años de edad aproximadamente), no obstante, es una etapa en donde se es más propenso a experimentar una disminución de ésta. En la adolescencia se viven nuevas experiencias que en ocasiones pueden ser estresantes: sube la carga académica, gana mucha importancia el grupo de iguales, se busca la independencia y separación de los padres, intentos por definir la identidad, primeros intereses sexuales, entre otros. La visión que cada adolescente tiene de sí mismo se ve desafiada al igual que su estabilidad emocional, lo que ocasiona que la autoestima sufra fluctuaciones más o menos significativas.

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¿Sabes lo que son los mandatos familiares?

¿Alguna vez te has preguntado por qué piensas como piensas?

Muchas veces la respuesta no es fácil de contestar, pues hay diversos factores que influyen. Algunos de ellos son: nuestra personalidad, entorno familiar, experiencias que nos hayan marcado a lo largo de la vida. Sin embargo, quizá esta historia os aclare las ideas sobre cómo desde muy jovencitos aprendemos a percibir el mundo y relacionarnos con él sin darnos cuenta.

Os voy a contar la historia de la familia Gutiérrez. Era Noche Buena y como todos los años estaban todos reunidos en casa de la abuela.

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¿Cómo trabajar la frustración en la infancia?

La frustración hace referencia a un sentimiento que surge cuando no logramos conseguir nuestros deseos; y generalmente los niños suelen responder ante él con expresiones de ira o ansiedad, aunque también pueden presentarse respuestas físicas.

 

Los niños cuando son pequeños quieren todo y lo quieren ya, no saben esperar. Por ello, cuando no les damos lo que quieren se enfadan, lloran, tienen rabietas; en definitiva, se frustran.

 

Para lograr un buen manejo y tolerancia hacia la frustración, es importante enseñarles desde pequeños, ya que gran medida depende de lo que hagan los padres. Para ello, hay que tener en cuenta y ser consciente de que si siempre que quiere algo lo consigue y de forma inmediata o le evitamos el sufrimiento a nuestro pequeño, no le estaremos enseñando a manejar sus emociones ni sus conductas.

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¿Cómo crear una rutina con los niños?

Hoy vamos a hablar de las rutinas. Como ya hemos comentado en otro artículo las rutinas dan seguridad pero primero queremos explicar la importancia de crear rutinas.

¿Por qué son importantes?

Son muy importantes y necesarias por las siguientes razones:

  1. Proporcionan seguridad y control sobre el entorno. Para los niños todo es nuevo y desconocido y, en ocasiones, esto les puede crear inseguridad y despertarles algún miedo. Los niños sabrán en todo momento qué viene después, esto les aporta seguridad, tranquilidad y disminuye los niveles de incertidumbre y ansiedad.
  2. Aumenta su autonomía, ya que les ayuda a organizarse y a planificar su día a día. Los hábitos ayudan a los niños a ser cada día un poco más autónomos. Y es que cuando los pequeños adquieren un buen hábito, lo pueden incorporar a cualquier momento de su vida, lo que les ayuda a saber mejor cómo enfrentarse a su cotidianidad, sin ayuda externa y, por tanto, de una manera más independiente.
  3. Potencian la organización y el orden mental, lo cual les servirá para la vida adulta. Además, ayudan para en su aprendizaje y desarrollo.
  4. Favorecen un mejor entendimiento de las normas y les permite realizar tareas sin dejarlas a medias.
  5. Cuando incorporamos los hábitos a nuestra vida familiar, enseñamos a nuestros hijos a ser corresponsables (todos nos responsabilizamos de las tareas), comprometidos (cumplimos con nuestras responsabilidades), constantes (nos tenemos que esforzar por lo que tenemos que hacer) y apreciamos lo que tenemos.
  6. Ayuda a los niños a concentrase y focalizar la atención en determinadas tareas.

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¡Socorro! Mi hijo es preadolescente

A partir de los 8 años (y hasta los 12, en función de la persona) algunos de nuestros hijos ya podrían entrar en la temida “preadolescencia”. Esta etapa está repleta de todo tipo de cambios: el pudor se incrementa incluso en casa, los cambios en el cuerpo (vello, menstruación, crecimiento de senos, cambios en la voz, etc.) empiezan a producirse, comienzan los primeros “amores” adolescentes, la imagen corporal es por primera vez una gran preocupación, los temas trascendentales empiezan a ser un centro de preocupación, etc. Esto ocurre porque el niño que era antes comienza una etapa de transición hacia la vida adulta y crece en las tres esferas del ser humano: la biológica, la psicológica y la espiritual.

En esta etapa de cambio ser padre no es fácil. Tras más o menos diez años cuidando y manteniendo a tu “bebé”, ahora parece que no puedes saber qué le ocurre, no permite que entres en el baño cuando está él, no quiere que le ayudes a vestirse, se niega a que le lleves y recojas de sus planes o sientes que hace lo contrario a lo que le pides para molestarte.

No te preocupes, tu hijo no ha dejado de quererte, solamente está dejando de ser un niño y se está convirtiendo en un adolescente. Y, aunque esto es un proceso natural, puede estar lleno de peligros debido a lo que esto supone.

Es conveniente entender cómo es el cerebro de nuestros hijos para comprender lo que supone esta etapa evolutiva.

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El crítico interno.

En muchas ocasiones, nos sentimos mal y no conseguimos avanzar en nuestros propósitos porque surge dentro de mi una voz que me dice cosas como: «no puedo», «no valgo», «soy tonto». Es lo que llamamo el crítico interno pero para entender cómo se forma, debemos saber que todos en nuestro interior llevamos a cabo un diálogo interno.

¿Qué es el diálogo interno?

Se trata de la forma en la que hablamos con nosotros mismos. Para algunas personas sería un monólogo constante que comenta todo aquello que hacen, mientras para otras únicamente aparece en momentos específicos.

El diálogo interno puede ser alegre y de apoyo, con mensajes que se centran en cómo podemos prosperar y que nos proporcionan motivación para alcanzar objetivos. Conduce a ampliar nuestra visión de las circunstancias que nos rodean y buscar oportunidades. Reconoce y aborda directamente nuestras dudas y temores, promoviendo nuestro bienestar, felicidad y éxito. Consigue calmar temores y refuerza la confianza.

No obstante, este discurso también puede ser negativo, contraproducente y muy dañino hacia uno mismo,

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Suicidio y adolescencia.

Es una situación que no queremos pensar y que, como padres, no podemos ni imaginar. Es tan doloroso pensar en ello que tratamos incluso de no hablar sobre el suicidio y menos en menores. Pero pasa. Pasa más a menudo de lo que pensamos. Según las últimas estadísticas es la primera causa de muerte en jóvenes, por delante de los accidentes de tráfico.

¿Por qué una persona decide suicidarse?

Lo habitual es que la persona que se suicida (o lo intenta) no quiere morirse. Normalmente quiere acabar con el sufrimiento y el malestar que siente y no ve otra salida. Intenta de manera infructuosa solucionar lo que le sucede pero al sentir que no mejora y que no alivia su malestar, cada vez ve menos sentido a seguir viviendo de esa manera. El futuro lo ve tan negro que suicidarse le parece un alivio.

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Mitos y realidades de los niños con Altas Capacidades

El concepto de alumnos con altas capacidades (AA.CC.) fue introducido por la LOE en 2006 e incluye no sólo a niños y niñas superdotados, sino a aquellos que son talentosos o precoces. La capacidad intelectual superior es un requisito indispensable para ser identificado como alumno con altas capacidades, pero hay que incluir otras variables como la motivación, la alta creatividad, la perseverancia y factores familiares y sociales. Están incluidos entre los alumnos con necesidades educativas especiales (NEE)

Desgraciadamente, no todos estos niños tienen un buen rendimiento escolar. Se estima que sólo un tercio de los niños con AA.CC. destaca, otro tercio pasa desapercibido, y el otro tercio fracasa escolarmente o tiene problemas disruptivos o de comportamiento. Para prevenir este fracaso, es fundamental que se detecten lo antes posible las altas capacidades de un niño o niña.

¿Qué características presenta un niño con Altas Capacidades?

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