¿Cómo crear una rutina con los niños?

Hoy vamos a hablar de las rutinas. Como ya hemos comentado en otro artículo las rutinas dan seguridad pero primero queremos explicar la importancia de crear rutinas.

¿Por qué son importantes?

Son muy importantes y necesarias por las siguientes razones:

  1. Proporcionan seguridad y control sobre el entorno. Para los niños todo es nuevo y desconocido y, en ocasiones, esto les puede crear inseguridad y despertarles algún miedo. Los niños sabrán en todo momento qué viene después, esto les aporta seguridad, tranquilidad y disminuye los niveles de incertidumbre y ansiedad.
  2. Aumenta su autonomía, ya que les ayuda a organizarse y a planificar su día a día. Los hábitos ayudan a los niños a ser cada día un poco más autónomos. Y es que cuando los pequeños adquieren un buen hábito, lo pueden incorporar a cualquier momento de su vida, lo que les ayuda a saber mejor cómo enfrentarse a su cotidianidad, sin ayuda externa y, por tanto, de una manera más independiente.
  3. Potencian la organización y el orden mental, lo cual les servirá para la vida adulta. Además, ayudan para en su aprendizaje y desarrollo.
  4. Favorecen un mejor entendimiento de las normas y les permite realizar tareas sin dejarlas a medias.
  5. Cuando incorporamos los hábitos a nuestra vida familiar, enseñamos a nuestros hijos a ser corresponsables (todos nos responsabilizamos de las tareas), comprometidos (cumplimos con nuestras responsabilidades), constantes (nos tenemos que esforzar por lo que tenemos que hacer) y apreciamos lo que tenemos.
  6. Ayuda a los niños a concentrase y focalizar la atención en determinadas tareas.

Y, ¿cómo puedo crear con mi hijo una rutina desde cero?

Para empezar, es importante que ciertas actividades, como la comida, la cena o el baño, se realicen en los mismos horarios.

Una manera muy útil de crear una rutina es mediante las llamadas “tablas de rutina”. La tabla de rutinas se trata de una serie de imágenes ordenadas de forma secuencial, de manera que podemos ver en dibujos todas las cosas que haremos a lo largo del día. Al ser un recurso gráfico, a los niños les ayuda a visualizar (y a no olvidar) lo que viene a continuación después de cada actividad.

La tabla consta de 8 columnas, una las actividades a realizar, y siete para los días de la semana.

Existen tablas de rutinas ya hechas, pero lo ideal es crear una propia con la participación del niño. De esta manera, al verse protagonista, lo siente más suyo.

Empezamos haciendo una lluvia de ideas de las actividades que se hacen a lo largo del día: acostarse a la hora, poner la mesa, ducharse, lavarse los dientes, hacer deberes, etc.

Después, se ordenan de manera cronológica: ¿qué es lo que hacemos por la mañana? ¿y por la tarde? ¿en qué orden se hacen las actividades? Primero comemos y después, nos lavamos los dientes. Luego, en la columna de actividades se añaden pictogramas o fotos de la actividad en el orden establecido. El cartel se debe colocar en un lugar accesible a la vista del niño.

En las actividades que ha hecho, se le pega una estrella, como sistema de recompensa. Al final de la semana se hace un recuento y si ha tenido más de, por ejemplo, 10 estrellas (se negocia previamente con el niño), se le proporciona un premio como cenar su comida favorita, elegir una peli para ver todos juntos, leer su cuento favorito o jugar a lo que él elija.

Al revisar si se hicieron todas las actividades se puede terminar con frases motivadoras y positivas como: “Estoy muy orgulloso de ti, hiciste un gran trabajo hoy”. Si no logró realizarlas todas, decirle frases como “Hiciste un buen trabajo, vas por muy buen camino, y seguro mañana será mejor ¡Tú puedes!”

Con el tiempo va a llegar un momento que no van a necesitar la tabla, sino que van a saber cuáles son los deberes y la estructura los llevará a cumplirlos. No es algo que ocurra de un día para otro, como todo proceso hay que trabajarlo con mucha paciencia. Podemos tardar varias semanas para comprobar que la rutina que intentamos enseñar ha sido incorporada.

Todo esto hay que realizarlo de manera constante. Se recomienda establecer rutinas en la vida de los bebés desde que nacen, aunque hay que ir adaptándolas a su edad y su desarrollo. A medida que el niño crezca las rutinas irán cambiando y se irán adaptando a sus nuevas necesidades y su realidad, incorporando, por ejemplo, el horario del colegio o de las actividades extraescolares.

¡Consejo! Los niños aprenden con el ejemplo, así que podemos hacer una para los adultos y realizar la rutina juntos.

Me gustaría añadir que esta es una manera de las muchísimas que hay para crear rutinas. Esto no es la verdad absoluta, ni es algo que funcione con todos los niños del mundo.

Por Sara de la Peña.

Deja un comentario