Cuando trabajas con niños, es muy frecuente escuchar a los padres decir: «mi hijo nunca ha sido nada inseguro o miedoso y ahora de repente…»
Y es que los niños nunca hacen algo, hasta que de pronto un día lo hacen. Y es que tenemos que tener en cuenta que un niño está sometido a muchos cambios físicos, químicos, psicológicos y su comportamiento es mucho más voluble y variable que el de un adulto.
Los niños siguen un patrón de comportamiento poco estable en el tiempo.
Primero porque la referencia o «linea base» de la que partimos implica un periodo corto de tiempo. Así aunque nos dé la sensación de que lleva tooooda la vida comportándose de una determinada manera, eso puede suponer no más de 2, 3 o 4 años.