El aburrimiento es una sensación que podríamos llamar desagradable, que nos hace sentir que perdemos el tiempo cuando no tenemos algo que nos distraiga o entretenga. Y, por regla general, tendemos a evitarlo realizando todo tipo de actividades o pasatiempos.
Muchas veces nos asusta el hecho de que nuestros hijos se aburran porque esto puede hacer que su comportamiento sea difícil: se ponen nerviosos, quejosos, interrumpen más, se muestran desobedientes y se dedican a realizar tareas que no hacen en otras circunstancias. Y ahí está la clave.
Cuando un niño está aburrido, tras un primer momento de queja, suele buscar solución a su aburrimiento inventando nuevos juegos o entretenimientos.