Ahora que empezamos el curso y los niños vuelven a sus rutinas, a los deberes, el estudio y los exámenes, nos apetecía abordar un tema del que se habla mucho y quizá no se le da toda la importancia que debiera. La Inteligencia y, en concreto, las inteligencias múltiples. Al hablar de inteligencia a todos se nos viene a la mente la capacidad para razonar o comprender y, sin embargo, no es fácil dar una con una definición de inteligencia generalmente aceptada.
El Cociente Intelectual
Con la creación de los test de inteligencia a principio del siglo XX, se acotó el término de inteligencia y se crearon diferentes pruebas que teóricamente la medían. Estos tests daban como resultado un cociente intelectual y en base a ellos se clasificaba a los sujetos en más o menos inteligentes. Los test de inteligencia modernos (basado en aquellos pioneros) contemplan diversas pruebas que ponen de manifiesto básicamente dos vertientes de la inteligencia: la capacidad verbal y el razonamiento abstracto.
La cuestión es que estas dos áreas no explican por sí solas el éxito personal a todos los niveles que, en definitiva, debería ser la consecuencia lógica de una alta capacidad intelectual. La capacidad verbal y el razonamiento abstracto son solo una fracción de la inteligencia total. Son las dos capacidades que más se trabajan en la escuela tradicional pero, en la actualidad, sabemos que hay muchas más.
Las inteligencias múltiples
En el año 1983, Howard Gardner presentó su modelo de las inteligencias múltiples donde habla de la inteligencia no como un conjunto unitario de capacidades sino, más bien como conjuntos autónomos interrelacionados. Para este autor, las múltiples inteligencias se pueden clasificar en ocho: musical, kinestésica, viso-espacial, interpersonal, intrapersonal, naturalista, verbal y matemática.
Como podemos imaginar, los test de inteligencia quedan lejos de valorar todo este conjunto de habilidades y capacidades. Y no solo los tests. La escuela muchas veces no tiene capacidad de atender todas las ramas de desarrollo en la misma medida.
La inteligencia emocional
El modelo de Gardner ha ido cogiendo peso con el tiempo. En un primer momento no caló demasiado rápido en la sociedad. Sin embargo, años después de su elaboración, Daniel Goleman escribió su famoso libro Inteligencia Emocional donde realmente se puso de manifiesto la necesidad de cambiar para siempre la definición sobre la inteligencia.
La inteligencia emocional se define como la capacidad de percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de los demás. Abarca así dos de las inteligencias descritas en el modelo de Gardner: la inteligencia interpersonal y la inteligencia intrapersonal.
¿Y qué pasa con los niños?
En ocasiones nos quejamos de la cantidad de extraescolares con los que los padres sobrecargamos a los niños y, sin embargo, no valoramos la importancia de estas actividades extra curriculares para potenciar el crecimiento en éstas otras áreas tan olvidadas por la escuela.
Lo cierto es que si nos preocupa la inteligencia de nuestros hijos, su capacidad de adaptación y su éxito personal futuro, es acertado que de alguna manera le proporcionemos un justo equilibrio a su desarrollo en sentido amplio. No se trata de sobrecargar a los estudiantes pero sí de encontrar la manera de trabajar unas habilidades menos académicas e igual de importantes para su desarrollo.