¿Cómo puede afectar a mi hijo el cambio de colegio?

Cambiar de cole puede suponer un gran cambio en el día a día de nuestros hijos. Como padres, nos puede dar miedo este nuevo desafío para nuestro hijo, aunque debemos saber que existen varias formas en las que podemos ayudar para que el cambio se produzca lo mejor posible. En este artículo se pretenden expresar los aspectos que repercuten en mayor medida a nuestros hijos al llegar a un cole nuevo y la forma en que como padres podemos ayudar a que se adapten de la mejor manera posible.

¿Cómo repercute a nuestros hijos?

La incertidumbre de no saber cómo va a ser el nuevo cole, hace que sea común que experimenten cierto miedo a lo desconocido.

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Mi hijo se hace pis por las noches, ¿qué puedo hacer?

La enuresis (incontinencia urinaria) es la emisión de orina en lugares inadecuados durante el día o la noche en niños a partir de 5 años. Según la Asociación Español de Pediatría, la enuresis afecta al 16% de los niños de 5 años, al 10% de los de 6 años y al 7,5% de los de 10 años de edad.
Pese a etiquetarse como una enfermedad menor, que tiende a desaparecer con el tiempo, realmente puede llegar a ser un problema de salud importante en niños y adolescentes, mucho más de lo percibido por los pediatras.

Esta enfermedad se ha relacionado con ansiedad crónica, problemas de autoestima y retraso en la esfera social. Uno de los objetivos del desarrollo de los niños es conseguir el control de la micción, pero muchas veces hay dificultades para su adquisición. El desarrollo habitual del control de esfínteres en la infancia es el siguiente: en primer lugar, se consigue la continencia fecal (primero la nocturna y después la diurna), y en segundo lugar, se consigue la continencia urinaria (primero la diurna y después la nocturna)

En el caso de la micción, es entre los 2 o 4 años cuando suele producirse el control de los esfínteres. Es importante recordar que a los 2 años solo la mitad de los niños presentan control de esfínter vesical, teniendo aún por delante tiempo evolutivamente normal para adquirir este control.

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¿Por qué sucede el insomnio infantil y cómo puedo ayudar a mi hijo si lo padece?

Dormir es una actividad necesaria en el día a día de todo ser humano. La psicóloga Beatriz Cabrera habla del sueño como una forma de resetear el cerebro. Nuestro cuerpo recupera la energía que ha ido perdiendo a lo largo del día, para poder así empezar el nuevo día con fuerza.

En los más pequeños, esta actividad será necesaria para lograr un correcto desarrollo a parte de ser imprescindible para su bienestar.

¿Cuántas horas debería dormir un niño?

Según Beatriz Cabrera, los niños entre 1 y 3 años deben dormir aproximadamente 12 horas. Entre los 3 y los 10 años, los niños deberían dormir 10 horas más o menos. Aquellos entre los 10 y los 18, deberían dormir cerca de 10 horas. Pero en los casos de insomnio infantil, el número de horas de sueño se ve disminuido.

El insomnio infantil es un motivo bastante frecuente de consulta en atención primaria. Según menciona Libano (2015) es un problema que afecta a un 25-30% de la población pediátrica que tiene entre 6 meses y 5 años. Antes de nada, debemos entender a que nos referimos cuando hablamos de insomio. Libano lo define como la sensación subjetiva de dificultad o incapacidad para iniciar y/o mantener el sueño, impidiendo así un descanso adecuado. Sin embargo, cuando hablamos de insomnio en los más pequeños, debemos incluir otros elementos en la definición como rechazo a dormir solo, dificultades para ir a la cama, o la necesidad de la presencia de los padres para poder dormirse.

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¿Cómo explicar la menstruación a las niñas?

A tu hija acaba de bajarle la regla por primera vez: ¿Qué haces?

Mujer, me gustaría que te detuvieras a pensar un momento. ¿Qué sucedió cuando te bajó a ti la regla por primera vez? Quizás tu madre te preparó (o no) para su llegada. Te recomendó algunas cosas, te explicó en qué consistía, tal vez lo celebró, a lo mejor se agobió o no le dio importancia… En mi caso particular, recuerdo pensar que vaya rollo haber nacido mujer. No me hizo nada de ilusión. Me dolía todo, me encontraba rara y estaba tan cansada que no entendía la emoción de mi madre en aquel momento.

Me gustaría que paraseis a reflexionar sobre estas preguntas:¿Qué harías distinto a lo que tu madre hizo contigo? ¿Qué harías similar? ¿Cómo vives tu propia regla? ¿Tienes claro qué responderle a tu hija si te pregunta si sólo las mujeres sangran? ¿Tu pareja cómo lleva la menstruación? ¿Qué haces cuando te viene la regla?

A lo largo del tiempo, hemos heredado muchos mitos respecto a la menstruación y ha habido mucho tabú al respecto. Tú misma a lo mejor pedías en el cole la compresa en voz baja, para que nadie se enterara. La escondías para que no te vieran llevarla al baño. Pensabas que no podías bañarte en la playa con la regla o  que no se podían mantener relaciones sexuales. He llegado a escuchar que la mayonesa se cortaba y que mejor que una no regara las plantas. Parecía algo asqueroso. Incómodo. Seguro que te suenan frases como “Estás enfadada, será que tienes la regla”. Está claro que en nuestra cultura, la herencia social y patriarcal no nos ha ayudado mucho a vivirla como un triunfo o celebración, ¿no creéis?

¿Tienes tú todos estos mitos desmontados?

Lo que está claro es lo siguiente: madres, padres…la regla tiene que ser motivo de alegría. De festejo. Es algo maravilloso. Es importante que la regla sea acogida con ilusión y con confianza. Que respondáis a todas las preguntas relacionadas de forma natural, sin evitarlas y sin plantearla como algo negativo. Si es tu hijo quien te ha comentado que alguna compañera o su hermana tiene la regla, también habrá que explicarle lo que es. Esto es muy importante también, dado que así dejaremos de perpetuar mitos en todxs lxs niñxs. Evitaremos burlas o vergüenzas.

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ESPANTAMIEDOS. Un juego para ayudar a los niños y niñas a expresar y manejar sus miedos.

Al trabajar con la población infanto juvenil es indispensable ser creativos y estar en la permanente búsqueda de recursos que nos ayuden a alcanzar los objetivos terapéuticos además de facilitar la motivación y la adherencia al tratamiento.
Hoy queríamos hablaros del juego de Espantamiedos que tiene como objetivo facilitar la expresión de los miedos, y proporcionar herramientas para el manejo de la ansiedad, dado que hoy en día en la práctica clínica encontramos que la ansiedad es uno de los principales motivos de consulta.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una emoción que aparece frente a la percepción de una amenaza o peligro y que cumple una
función adaptativa y de protección al individuo.
Según la OMS, la mayoría de los trastornos de ansiedad aparecen por primera vez en la infancia y adolescencia,
con una prevalencia a nivel internacional que oscila entre el 3% y el 21%. Solo en el primer año de la pandemia,
los trastornos de ansiedad aumentaron un 25%.
Los trastornos de ansiedad más comunes en la infancia son: la ansiedad por separación, la ansiedad generalizada y
la ansiedad social.

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¿Me debo preocupar si mi hijo tiene un amigo imaginario?

El amigo imaginario es una figura que aparece con bastante frecuencia en la infancia. Svendsen define amigo invisible como “un personaje invisible, nombrado y referido en conversaciones con otras personas con el cual el niño juega directamente”. Este autor explica que el amigo imaginario tiene un aire de realidad para el niño, pero no tiene ninguna base objetiva. Además, normalmente, el niño es consciente de que ese amigo imaginario es un producto de su imaginación, y entiende, por tanto, que no existe en la realidad.

Estas figuras imaginarias no tienen por qué ser siempre amigos, a veces puede tratarse de un hermano imaginario. Además, no siempre se trata de personas. En algunas ocasiones, el amigo imaginario es una mascota o un objeto no ficticio como peluches o muñecas, pudiendo aparecer varios en distintas etapas.

Los amigos imaginarios suelen aparecen desde los dos o tres años hasta los siete u ocho, momento en el que comienza a aparecer un pensamiento lógico. La existencia de amigos imaginarios en niños es bastante elevada. Según menciona Delgado (2007), entre un 12% y un 33% de los niños entre los dos años y medio y los seis, crean amigos imaginarios.

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El valor psicológico del juego

Cuando pienso en las tardes de juego acompañada de mi familia, amigos/as o pareja, me vienen a la mente las siguientes palabras: tranquilidad, diversión, confianza, lugar seguro y sentirme querida. ¿Y a vosotros/as? ¿Qué palabras asociáis a estos ratos de juego?

Como dice Elena Piñeiro (terapeuta experta en infantojuvenil):

El juego es el lenguaje natural de la infancia.

Proporciona un “lugar seguro” para el/la niño/a. Jugar con un niño es acompañarlo, escuchar sus necesidades y observar cómo manifiesta sus sentimientos y sus pensamientos.

El cerebro del niño está preparado en sus primeros momentos para comprender y explorar el mundo a través del lenguaje del juego,

dice el neuropsicólogo Álvaro Bilbao. Jugando, los niños/as se convierten en creadores y nos ayudan a conectar con su mundo interno.

Entonces, ¿cuáles son exactamente los poderes terapéuticos del juego?

Jugar nos trae muchas ventajas emocionales. En primer lugar, nos puede servir para descargar emociones, como la ira o la tristeza. Algunos juegos valiosos para la expresión emocional serían la plastilina, explotar globos o las guerras de cojines.

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¿Cómo puedo ayudar a mis hijos en la gestión de las emociones?

La regulación emocional es una tarea pendiente para muchos de nosotros y todo comienza aprendiendo a identificar qué es lo que estamos sintiendo.

Desde el nacimiento, nos desarrollamos en un ambiente impregnado de emociones. Aprendemos a manifestarlas, recibirlas y actuar tratando de controlar las respuestas. Las emociones se disparan automáticamente por estímulos -por ejemplo: abrimos un yogurt y vemos que ha caducado, entonces sentimos asco o estamos en una situación embarazosa y sentimos vergüenza- y desaparecen a los pocos segundos. Estas sensaciones emocionales tienen una función y nos indican que hay una necesidad que no está siendo atendida. El enfado nos indica que ha habido una injusticia y debemos defendernos, o el miedo nos indica que podemos sufrir un daño. Además, hay unas emociones que llamamos básicas (tristeza, miedo, enfado, asco y alegría) y otras más complejas (e.g. humillación o esperanza).

Las emociones van a estar queramos o no, y tienen implicaciones en nuestro bienestar y calidad de vida, por lo que es importante aprender sobre ellas y gestionarlas.

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¿Cómo fortalecer el vínculo con nuestros hijos e hijas?

El interés por el apego comienza a principios del siglo pasado cuando Harlow, investigando el aprendizaje en macacos, se dio cuenta que, al separarlos prematuramente de sus madres, éstos presentaban problemas psicológicos como agresividad, apatía o aislamiento. Continuando con los estudios, se dio cuenta que éstos preferían pasar la noche con una “madre de fieltro” en lugar de una figura metálica que les proporcionaba comida a pesar de tener hambre. En otras palabras, parece ser que existe una tendencia innata a vincularnos para sentirnos protegidos que prima sobre otras necesidades.

Generalmente, se usa el concepto apego para hacer referencia al afecto, la devoción o la estima que se siente hacia una persona o cosa. Sin embargo, en psicología, se alude a un vínculo afectivo intenso que se establece hacia las personas de referencia y que perdura en el tiempo. Se trata de una necesidad como respirar o comer, y una buena vinculación va a asentar la visión del mundo y la forma de relacionarse con él de nuestros pequeños.

Durante la infancia, los niños y las niñas deben interiorizar en poco tiempo todo aquello que les permitirá manejarse por el mundo y el desarrollo de un buen apego es igual de importante como aprender a leer o multiplicar. Está demostrado que antes, durante y después del parto el establecimiento del vínculo ya se ha puesto en marcha y que las caricias y el contacto corporal van a intervenir en el desarrollo del cerebro.

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