La frustración hace referencia a un sentimiento que surge cuando no logramos conseguir nuestros deseos; y generalmente los niños suelen responder ante él con expresiones de ira o ansiedad, aunque también pueden presentarse respuestas físicas.
Los niños cuando son pequeños quieren todo y lo quieren ya, no saben esperar. Por ello, cuando no les damos lo que quieren se enfadan, lloran, tienen rabietas; en definitiva, se frustran.
Para lograr un buen manejo y tolerancia hacia la frustración, es importante enseñarles desde pequeños, ya que gran medida depende de lo que hagan los padres. Para ello, hay que tener en cuenta y ser consciente de que si siempre que quiere algo lo consigue y de forma inmediata o le evitamos el sufrimiento a nuestro pequeño, no le estaremos enseñando a manejar sus emociones ni sus conductas.