Un peluche o manta puede parecer un simple objeto, pero para muchos niños puede significar mucho más, pudiendo convertirse en un compañero emocional que les brinda consuelo y seguridad en momentos difíciles. Esto es a lo que llamamos un objeto transicional, es decir, un objeto al cual el niño atribuye un valor afectivo especial. Puede ser cualquier cosa que le dé seguridad o le ofrezca consuelo cuando las figuras de apego no están presentes.
Como define Winnicott:
un objeto transicional puede servir como puente entre la dependencia infantil y la búsqueda de autonomía emocional ya que ayuda al niño a sentirse seguro y regular sus emociones cuando sus cuidadores no están. (Newson et al., 1992).
Estos objetos también pueden vincularse al comportamiento. Distintos estudios sugieren que el vínculo que el niño crea con su objeto transicional reflejan a la vez que modulan ciertas características temperamentales (Singer & Singer, 1990).
¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de utilizar este tipo de objetos?
Que tu hijo tenga un objeto transicional puede ser positivo para su desarrollo emocional ya que pueden ayudar a manejar al ansiedad en situaciones de separación como cuando van a la guardería cuando duermen solos (Litt, 1986).