Poner límites: un acto de amor y cuidado

Uno de los temas que más dudas, inquietudes y, a veces, culpa genera en madres, padres y cuidadores, es el de los límites. ¿Estoy siendo demasiado estricto? ¿Y si soy demasiado flexible? ¿Cómo saber si lo estoy haciendo bien?

Es importante pararse a pensar y encuadrar los límites en la infancia, ya que educar a un niño o una niña no es tarea sencilla. Siempre hay que tratar de hacerlo desde el respeto, la contención y el vínculo positivo.

¿Qué son los límites?

Los límites son normas claras y coherentes que marcan lo que está permitido y lo que no. No se trata de castigos ni de autoritarismo, sino de estructuras que ayudan a los niños a sentirse seguros, comprendidos y acompañados.

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Los terrores nocturnos: qué son y cómo manejarlos.

Dormir bien no solo nos da energía, sino que, en el caso de los niños, es una pieza clave para que su cerebro crezca y funcione como debe. Durante el sueño, especialmente en los primeros años de vida, el cuerpo y la mente hacen un trabajo intenso: se forman conexiones en el cerebro, se aprende, se recuerda y se regula el ánimo. Por eso, cuando el sueño no es bueno o algo lo interrumpe, pueden aparecer ciertos problemas.

Cuando dormimos pasamos por dos grandes etapas que se suceden. La primera se llama sueño sin movimientos oculares rápidos (fase No REM), por sus siglas en ingles “Rapid eye movement” y esta etapa es entendida como la de sueño ligero. Después se pasa a la fase del sueño profundo con movimientos oculares rápidos (fase REM) que es en la que soñamos, procesamos emociones y consolidamos recuerdos.

Los trastornos del sueño en la infancia no son raros, de hecho, se estima que entre el 25% y el 50% de los niños presentan alguna dificultad para dormir según la Academia Americana de Pediatría (APA). Algunos tienen insomnio, otros roncan mucho, y otros pueden vivir episodios muy intensos como los terrores nocturnos. Este último es el que más asusta a los padres dado que es el más desconocido.

¿Qué son los terrores nocturnos?

Los terrores nocturnos son episodios de despertares parciales que se presentan, generalmente, en el primer tercio de la noche, durante el sueño no REM profundo.

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Las rabietas, ¿por qué aparecen y cómo manejarlas?

Antes de hablar directamente de rabietas, es importante comprender el papel de las emociones. Las emociones no son un “error del sistema”, al contrario, son parte esencial de nuestra evolución como especie. Son mecanismos adaptativos que nos ayudan a responder mejor a nuestro entorno. La emoción se desencadena por un suceso externo y nos proporciona información sobre nuestro entorno, ayudándonos a adaptar nuestra conducta. Cada emoción, incluso las más incómodas como el enfado o el miedo, tiene una función específica. 

Las emociones básicas: alegría, tristeza, miedo y enfado, aparecen en todos los seres humanos desde una edad muy temprana. Por ejemplo: 

  • La alegría facilita el vínculo con los demás.
  • La tristeza invita a la introspección y al recogimiento emocional.
  • El miedo es una emoción de protección, nos alerta del peligro y nos ayuda a sobrevivir.
  • El enfado, por su parte, tiene una función de defensa: permite poner límites y expresar que algo no está bien para nosotros. 

Cuando un niño tiene una rabieta, lo que está sucediendo es que alguna de estas emociones ha alcanzado un nivel de activación muy alto. No es simplemente una “mala conducta” o un “capricho”, sino una manifestación intensa y aún inmadura de su mundo emocional. 

Una forma muy útil de entender lo que le pasa a un niño durante una rabieta es imaginar una ola emocional.

Las emociones no son estáticas; suben, se intensifican y, con el tiempo, bajan. Cuando una emoción se activa, el cuerpo y el cerebro del niño se preparan para reaccionar. Esa activación, sin embargo, no desaparece inmediatamente, sino que necesita tiempo para calmarse de forma natural. 

Mientras que el pico de la emoción puede surgir en cuestión de segundos, el retorno a la calma puede tardar varios minutos o incluso más. Esta diferencia temporal es importante, porque muchas veces los adultos esperamos una recuperación emocional inmediata, sin entender que fisiológicamente esto no es posible. 

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¿Cómo influye la relación de pareja en el desarrollo de los hijos?

La relación de pareja de los padres es un pilar fundamental en la vida de un niño. No solo es el modelo principal de interacción entre adultos, sino que también influye en su bienestar emocional, social y psicológico. Un ambiente familiar armonioso puede fomentar la seguridad y el desarrollo saludable del niño, mientras que una relación conflictiva puede generar estrés, ansiedad e incluso problemas de conducta. En este artículo, exploraremos cómo la relación de pareja de los padres impacta en sus hijos y qué aspectos deben considerarse para garantizar su bienestar.

El vínculo emocional y la seguridad del niño

Desde edades tempranas, los niños buscan seguridad en su entorno familiar. Los padres no solo brindan protección física, sino que también son su primera fuente de estabilidad emocional.

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Celos infantiles tras el nacimiento de un hermano

Los celos son emociones naturales que surgen cuando un niño siente que las personas más importantes en su vida, como sus padres o cuidadores, no le están dando la atención o el cariño que necesita o espera. Aunque estas emociones son comunes y forman parte del desarrollo infantil, pueden ser especialmente intensas cuando nace un nuevo hermano. En este contexto, es esencial que los padres comprendan cómo gestionar estos sentimientos y ayuden a sus hijos a adaptarse de forma saludable a esta nueva realidad familiar.

Uno de los escenarios más frecuentes en los que aparecen los celos infantiles es cuando el hermano mayor, que hasta entonces ha sido el centro de atención, debe compartir su espacio emocional con el nuevo miembro de la familia. Este proceso, a menudo denominado «el príncipe destronado», puede generar inseguridades en el niño mayor, que pasa de ser el único receptor del cariño y la atención de sus padres a tener que compartirlos con el recién nacido. El niño mayor puede interpretar la llegada del nuevo hermano como una amenaza, lo que puede derivar en la aparición de comportamientos de celos.

El nacimiento de un hermano conlleva cambios significativos para toda la familia. Además de la atención que se redistribuye, se alteran las rutinas diarias, los horarios, la disposición de las habitaciones e incluso los tipos de planes familiares. Este cúmulo de transformaciones puede generar estrés y ansiedad en el niño mayor, que, de repente, debe adaptarse a una dinámica completamente nueva.

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Los estilos de apego

El apego es una forma de vinculación que desarrollan los seres humanos a través de las figuras primarias, que tiene una función de supervivencia y ayuda a desarrollar un conjunto de respuestas para poder interactuar en la vida adulta.

En las relaciones padres – hijos se pueden dar distintos tipos de apego. El apego inseguro es la base de la disfunción de las relaciones entre padres e hijos, cuánto más inseguro sea el apego más nivel de insatisfacción existirá. El apego seguro implica saber que se encuentra la relación como un lugar seguro en
donde se satisfacen las necesidades.

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Compartir sí, pero no por obligación.

En la crianza de los hijos, uno de los valores que con frecuencia intentamos inculcar es el de compartir. Sin embargo, a menudo enfrentamos un dilema:

¿ cómo enseñar a nuestros hijos a compartir sin obligarlos, respetando su autonomía y sus sentimientos
personales?

Forzar a los niños a compartir puede parecer una solución rápida a conflictos cotidianos, pero puede tener implicaciones a largo plazo que afecten negativamente su desarrollo emocional y social.

Este artículo explora cómo podemos fomentar la generosidad y el respeto mutuo en los niños, alentándolos a compartir por elección propia y no por imposición, cultivando así un sentido de generosidad genuina y respeto por la propiedad y los límites personales.
Si bien enseñar a compartir es importante, también lo es entender por qué no debemos obligar a los niños a hacerlo. A continuación, exploramos algunas razones por las que forzar el acto de compartir puede no ser siempre beneficioso para el desarrollo del niño:

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La importancia de una alimentación equilibrada

La alimentación saludable se puede definir como la acción de tomar alimentos que aporten la cantidad de nutrientes necesarios para estar sanos, sentirse bien y tener energía. Se logra a través de una dieta equilibrada, que permita un aporte de vitaminas y minerales necesarios para un adecuado desarrollo y crecimiento. Todos los alimentos están compuestos por miles de nutrientes, que son las sustancias naturales que van a pasar a formar parte del organismo.

Durante los primeros años de vida, el crecimiento de los niños es muy rápido, aumenta tanto su talla como el crecimiento cerebral. El cerebro en los primeros años va a alcanzar su capacidad máxima ya que se produce el mayor aumento de conectividad neuronal y de plasticidad cerebral.

Una alimentación equilibrada conlleva enormes beneficios tanto para este desarrollo físico como intelectual, además de mejorar el estado de salud, y prevenir factores de riesgo relacionados con algunas enfermedades.

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¿Qué son los trastorno perinatales?

La psicología perinatal consiste en la rama de la psicología encargada de la atención, prevención, cuidado y acompañamiento de las madres y sus criaturas. Desde el momento en el que una mujer se plantea convertirse en madre, con todo lo que esto conlleva: la preconcepción, el embarazo, el parto, puerperio y la crianza temprana. También es un acompañamiento a nivel de pareja, durante esta transición de pareja a una nueva familia.

En esta sociedad la mujer tradicionalmente ha quedado relegada y olvidada.  Y si hablamos de mujeres que además han sido madres, menos atención reciben aún. El sistema neoliberalista no tiene en cuenta los ritmos de las mujeres y parece olvidarse de las madres.

Es por esto y otros factores, que las maternidades pueden vivirse desde la soledad y el aislamiento.

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El valor psicológico del juego

Cuando pienso en las tardes de juego acompañada de mi familia, amigos/as o pareja, me vienen a la mente las siguientes palabras: tranquilidad, diversión, confianza, lugar seguro y sentirme querida. ¿Y a vosotros/as? ¿Qué palabras asociáis a estos ratos de juego?

Como dice Elena Piñeiro (terapeuta experta en infantojuvenil):

El juego es el lenguaje natural de la infancia.

Proporciona un “lugar seguro” para el/la niño/a. Jugar con un niño es acompañarlo, escuchar sus necesidades y observar cómo manifiesta sus sentimientos y sus pensamientos.

El cerebro del niño está preparado en sus primeros momentos para comprender y explorar el mundo a través del lenguaje del juego,

dice el neuropsicólogo Álvaro Bilbao. Jugando, los niños/as se convierten en creadores y nos ayudan a conectar con su mundo interno.

Entonces, ¿cuáles son exactamente los poderes terapéuticos del juego?

Jugar nos trae muchas ventajas emocionales. En primer lugar, nos puede servir para descargar emociones, como la ira o la tristeza. Algunos juegos valiosos para la expresión emocional serían la plastilina, explotar globos o las guerras de cojines.

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