Los terrores nocturnos en los niños: qué son y cómo podemos ayudarles.

¿Qué son y qué caracteriza los terrores nocturnos?

Los terrores nocturnos son trastornos del sueño que afectan principalmente a niños, aunque también pueden ocurrir en adultos. Estos episodios se caracterizan por despertares bruscos y aterradores durante la noche, acompañados de una gran agitación y angustia.

Los terrores nocturnos suelen aparecer durante la primera mitad de la noche, en general alrededor de las dos o tres primeras horas de descanso.

Como se ha mencionado anteriormente, es frecuente que los terrores ocurran acompañados de una gran angustia caracterizada por gritos y/o llanto incontrolado. Esta angustia no responde a los intentos de consuelo de otras personas.

A menudo, se suelen confundir las pesadillas con los terrores nocturnos. Una de las características que marca la diferencia es la falta de conciencia presente en los terrores nocturnos. Las personas que los sufren no recuerdan nada del episodio al despertar; llegando a conciliar el sueño de nuevo de forma rápida (no siempre).

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¿Por qué sucede el insomnio infantil y cómo puedo ayudar a mi hijo si lo padece?

Dormir es una actividad necesaria en el día a día de todo ser humano. La psicóloga Beatriz Cabrera habla del sueño como una forma de resetear el cerebro. Nuestro cuerpo recupera la energía que ha ido perdiendo a lo largo del día, para poder así empezar el nuevo día con fuerza.

En los más pequeños, esta actividad será necesaria para lograr un correcto desarrollo a parte de ser imprescindible para su bienestar.

¿Cuántas horas debería dormir un niño?

Según Beatriz Cabrera, los niños entre 1 y 3 años deben dormir aproximadamente 12 horas. Entre los 3 y los 10 años, los niños deberían dormir 10 horas más o menos. Aquellos entre los 10 y los 18, deberían dormir cerca de 10 horas. Pero en los casos de insomnio infantil, el número de horas de sueño se ve disminuido.

El insomnio infantil es un motivo bastante frecuente de consulta en atención primaria. Según menciona Libano (2015) es un problema que afecta a un 25-30% de la población pediátrica que tiene entre 6 meses y 5 años. Antes de nada, debemos entender a que nos referimos cuando hablamos de insomio. Libano lo define como la sensación subjetiva de dificultad o incapacidad para iniciar y/o mantener el sueño, impidiendo así un descanso adecuado. Sin embargo, cuando hablamos de insomnio en los más pequeños, debemos incluir otros elementos en la definición como rechazo a dormir solo, dificultades para ir a la cama, o la necesidad de la presencia de los padres para poder dormirse.

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ESPANTAMIEDOS. Un juego para ayudar a los niños y niñas a expresar y manejar sus miedos.

Al trabajar con la población infanto juvenil es indispensable ser creativos y estar en la permanente búsqueda de recursos que nos ayuden a alcanzar los objetivos terapéuticos además de facilitar la motivación y la adherencia al tratamiento.
Hoy queríamos hablaros del juego de Espantamiedos que tiene como objetivo facilitar la expresión de los miedos, y proporcionar herramientas para el manejo de la ansiedad, dado que hoy en día en la práctica clínica encontramos que la ansiedad es uno de los principales motivos de consulta.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una emoción que aparece frente a la percepción de una amenaza o peligro y que cumple una
función adaptativa y de protección al individuo.
Según la OMS, la mayoría de los trastornos de ansiedad aparecen por primera vez en la infancia y adolescencia,
con una prevalencia a nivel internacional que oscila entre el 3% y el 21%. Solo en el primer año de la pandemia,
los trastornos de ansiedad aumentaron un 25%.
Los trastornos de ansiedad más comunes en la infancia son: la ansiedad por separación, la ansiedad generalizada y
la ansiedad social.

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La vuelta al cole y la ansiedad de separación

Este año atípico que estamos viviendo con un final de curso nuevo para todos, unas vacaciones inusuales y una vuelta al colegio incierta hace que nos planteemos cómo va a ser todo cuando el nuevo curso empiece…si es que empieza con cierta normalidad.
Una de las cuestiones que nos planteamos es que después de estar en casa juntos padres e hijos desde el mes de marzo unos teletrabajando y otros telestudiando, es probable que la separación y volver a ir a la escuela todos los días, sea costosa.

¿Qué es la ansiedad de separación?

A esta situación es a lo que llamamos ansiedad de separación. Es un fenómeno que surge de manera natural en todos los bebés en torno a los 8 meses. Hasta ese momento, muchos no muestran intranquilidad si en lugar de estar en brazos de su madre o padre les coge una abuela, un tío o un amigo de la familia. Pero llega un momento en que la preferencia por ser cogido y tocado solo por la figura de apego principal se hace evidente.
Este momento suele coincidir evolutivamente con el momento en el que los niños aprenden a desplazarse por sus propios medios y pueden empezar a alejarse de sus figuras de cuidado.

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Ideas para manejar la ansiedad en niños.

Este periodo de confinamiento y la salida progresiva de niños y adultos a la calle ha generado en muchas casas estrés y ansiedad también en los más peques. Como adultos queremos protegerlos y ayudarlos a adaptarse de la mejor manera posible sin que sufran o se sientan angustiados por la nueva realidad que están viviendo.

En este post os explicamos 6 ideas sencillas y divertidas (y que podéis hacer en casa) sobre cómo manejar la ansiedad que nuestros hijos pueden sentir durante estos días.

  1. Dibuja o lee un cuento:

Si percibes que algo preocupa o enfada a tu hijo proponle hacer un dibujo sobre cómo se siente. o tiene que ser algo figurativo, puede simplemente ser una descarga de colores, garabatos, lo que le salga.

Puedes crear una carpeta con sus dibujos «malos» (de emociones que generan malestar) para que no los mezcle con otros dibujos que realiza cuando se siente bien.

Si prefiere leer, podéis leer juntos un cuento o historia. Las metáforas son muy útiles para los niños, puede ayudarles a asimilar o comprender una situación difícil. Aquí tenéis el enlace a algunos cuentos/historias sobre este periodo:

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El confinamiento, el estrés y el trauma

El estrés es la respuesta natural de nuestro organismo a una situación novedosa y/o potencialmente peligrosa. Ante una amenaza, nuestro cerebro se activa y envía señales al resto del cuerpo para que esté alerta. Diferentes sistemas se ponen en marcha para poder dar una respuesta rápida a la situación. Una vez el estímulo desencadenante ha pasado, el cuerpo recupera su ritmo de funcionamiento habitual.

Pero ¿qué es lo que sucede cuando el estímulo o la situación se mantiene en el tiempo?

En ocasiones, cuando la situación desencadenante del estrés se mantiene en el tiempo, puede llegar a ocurrir que la respuesta de estrés (en un principio puntual) se cronifique  y, por tanto, el estado de hiperalerta empiece a ocasionar desgaste y daños en el organismo. Este estrés crónico es dañino y puede llegar a causar una serie de consecuencias en nuestro organismo tanto a nivel fisiológico como mental.

¿Podríamos asemejar la situación de alerta y confinamiento que estamos viviendo con un estresor crónico?

Tal vez. Para que un estresor se cronifique, aparte de la propia naturaleza del estresor (llevamos ya más de 7 semanas en esta situación) es fundamental la vivencia que tenemos nosotros de lo que está sucediendo.

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Ideas para gestionar los miedos infantiles

Es probable que estos meses hayan aumentado los miedos de los niños. Los miedos son irracionales y difíciles de gestionar solo con la lógica. Por ello, desde AITTA os proponemos seis ideas que os pueden ayudar a manejarlos.

1.- Como primera idea sugerimos buscar un objeto transicional. Trata de buscar un objeto que tenga un valor importante para él, que le genere seguridad y confianza o que le haya acompañado en muchos momentos de su vida. Puede ser un peluche, una manta, un juguete. Es importante tenerlo a mano para que lo lleve en el momento que pueda empezar a sentir miedo: ir a dormir, salir a la calle, volver al colegio, etc.

2.- En segundo lugar, recomendamos hacer una caja de los miedos, para ello prepara una caja que él mismo pueda decorar por fuera. Una vez decorada, haced tarjetas donde por un lado escribáis situaciones potenciales de miedo: cuando apago la luz, cuando papá se va a la habitación de al lado. Por el otro lado de las tarjetas, escribid soluciones prácticas a esos posibles miedos: dejar una luz encendida, cerrar los ojos e imaginar cosas bonitas. La caja tiene que quedar en algún lugar accesible de su habitación y así pueda recurrir a ella cuando lo necesite.

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¿Qué es el mutismo selectivo?

El mutismo selectivo es un trastorno de la conducta que comienza en la infancia y suele manifestarse o hacerse evidente cuando el niño comienza la Educación Infantil.

La característica principal de este trastorno es la dificultad del niño para interactuar de manera verbal en situaciones determinadas (jardín de infantes, escuela, situaciones sociales…) y con personas concretas (profesores, vecinos…) durante al menos 1 mes.

A pesar de ser un cuadro clínico poco frecuente, pero igualmente importante, causa un impacto negativo muy significativo en el funcionamiento social y académico del niño si no se trata a tiempo o no se hace algo al respecto. Por  tanto, la detección e intervención temprana de esta conducta se considera fundamental para poder ayudar a estos niños, pues, en ocasiones, la ayuda por parte de los profesionales educativos se solicita mucho tiempo después de su aparición y posterior detección.

En el ámbito conductual puede llevar a confusión o malentendidos, puesto que los padres o profesores pueden llegar a pensar que sus hijos o alumnos se comportan de la misma manera en todas las situaciones y que puede ser que el  niño solo sea más introvertido de lo normal.

Para saber si nuestro hijo presenta este problema es importante conocer los siguientes datos, los cuales nos pueden dar una pista de ello:

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El número de familiares afectados por un trastorno de ansiedad específico influye en el riesgo de que un niño de la familia padezca ese mismo trastorno.

En un estudio preliminar presentado en la Conferencia Anual de la Sociedad Americana de Trastornos de Ansiedad* se pone de manifiesto una relación lineal entre el número de miembros de una familia afectados por un trastorno de ansiedad específico y el riesgo de que algún niño de dicho sistema familiar presente el mismo trastorno. Es decir, a mayor número de familiares aquejados, mayor es también el riesgo para los niños.

Hasta ahora, los estudios sobre el tema arrojaban resultados a favor de un mayor riesgo de padecer trastornos de ansiedad en aquellos niños que tenían algún familiar con trastorno ansioso, sin especificar datos más allá. Parece que esta relación cualitativa está bastante respaldada. Sin embargo, este estudio ahonda además en la relación cuantitativa, lo que significa que el número de personas afectadas en el entorno familiar también influye (y no sólo si hay afectación o no).

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