La vuelta al cole y la ansiedad de separación

Este año atípico que estamos viviendo con un final de curso nuevo para todos, unas vacaciones inusuales y una vuelta al colegio incierta hace que nos planteemos cómo va a ser todo cuando el nuevo curso empiece…si es que empieza con cierta normalidad.
Una de las cuestiones que nos planteamos es que después de estar en casa juntos padres e hijos desde el mes de marzo unos teletrabajando y otros telestudiando, es probable que la separación y volver a ir a la escuela todos los días, sea costosa.

¿Qué es la ansiedad de separación?

A esta situación es a lo que llamamos ansiedad de separación. Es un fenómeno que surge de manera natural en todos los bebés en torno a los 8 meses. Hasta ese momento, muchos no muestran intranquilidad si en lugar de estar en brazos de su madre o padre les coge una abuela, un tío o un amigo de la familia. Pero llega un momento en que la preferencia por ser cogido y tocado solo por la figura de apego principal se hace evidente.
Este momento suele coincidir evolutivamente con el momento en el que los niños aprenden a desplazarse por sus propios medios y pueden empezar a alejarse de sus figuras de cuidado. En el fondo parece un mecanismo de supervivencia acertado dado que asegura que el bebé, que ahora puede alejarse, va a tener siempre una tendencia a quedarse más o menos cerca de sus cuidadores disminuyendo así los riesgos de que le pueda pasar algo irreparable. Pero este mecanismo tan bien planteado juega muy malas pasadas cuando una separación se hace necesaria, en este caso, por la incorporación al mundo laboral de las personas encargadas de criar a los hijos. Es habitual ver a bebés y niños de estas edades y mayores (hasta 4 y 5 años) llorando a la entrada de una escuela infantil o un colegio.
Y este septiembre probablemente la imagen se repetirá con la condición además de que no hay una costumbre previa. Es decir, otros años los niños pasaban con sus padres 2 o 3 semanas durante las vacaciones, en el mejor de los casos podían llegar a compartir dos meses de estar todos juntos en vacaciones. Pero en septiembre de 2020 habrán pasado no uno ni dos, sino 6 meses con lo que ya no hay una rutina previa a la que volver. Los niños tendrán que “aprender” de nuevo a separarse de sus padres y pasar así una parte importante del día.

¿Qué podemos hacer para prevenir o reducir su aparición?

  1. Al ser un fenómeno natural, es deseable que aparezca pero ciertamente hay cosas que podemos hacer para que la situación no se agrave demasiado o poder manejarla sin un sufrimiento añadido.
    Antes de que llegue el momento de separarse, desde la tranquilidad de la casa ANTICIPAR lo que va a suceder los próximos días. Ojo, no prometamos cosas que no van a pasar. Simplemente se trata de dar una idea aproximada de cómo van a funcionar las cosas cuando volvamos a la “normalidad”.
  2. Está claro que SABER que la ansiedad de separación es algo que puede suceder mejora la situación ya que como padres ajusta nuestras expectativas a la realidad.
  3. Mantener la CALMA ante el lloro o la rabieta. Para nuestros hijos somos un modelo muy potente de cómo regular los estados emocionales desagradables. Si nosotros mostramos calma y al mismo tiempo seguridad y firmeza en lo que le trasmitimos, la ansiedad no irá a más.
  4. Facilitar un OBJETO TRANSICIONAL, algo que les ayude a calmar su ansiedad y les recuerde su casa o su lugar seguro: un juguete, un peluche, una mantita, un libro o una prenda de ropa pueden servir. Pero debe ser él quien elija qué quiere llevar.
  5. Darle a ELEGIR. Ya que no puede decidir si ir o no a la escuela puesto que esto parte de una necesidad nuestra y no suya, podemos dar a elegir otras cuestiones: “si quieres, cuando te venga a recoger podemos comprar un helado o ir un rato al parque,…” o “hoy para tu primer día qué ropa te quieres poner, ¿quieres coletas o pelo suelto?”
  6. Ir con TIEMPO a la hora de dejarlos o recogerlos. No podemos pretender en un momento así, ser impacientes y meter prisa a los niños. Ellos tienen sus tiempos y en ocasiones no coinciden con los nuestros.
  7. Como resumen, podríamos decir que tener mucha PACIENCIA ya que prevemos que es algo que puede ocurrir, que no está mal que ocurra, no lo podemos evitar, pero sí sacar una lectura positiva y aprendizaje de todo esto.

Si además, luego vamos a recogerlos y les dedicamos tiempo de juego, ellos ven que la separación es reversible. Poco a poco aprenden a ajustarse a estos ritmos y fácilmente puede que la adaptación no se alargue más de dos semanas.

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