Los terrores nocturnos en los niños: qué son y cómo podemos ayudarles.

¿Qué son y qué caracteriza los terrores nocturnos?

Los terrores nocturnos son trastornos del sueño que afectan principalmente a niños, aunque también pueden ocurrir en adultos. Estos episodios se caracterizan por despertares bruscos y aterradores durante la noche, acompañados de una gran agitación y angustia.

Los terrores nocturnos suelen aparecer durante la primera mitad de la noche, en general alrededor de las dos o tres primeras horas de descanso.

Como se ha mencionado anteriormente, es frecuente que los terrores ocurran acompañados de una gran angustia caracterizada por gritos y/o llanto incontrolado. Esta angustia no responde a los intentos de consuelo de otras personas.

A menudo, se suelen confundir las pesadillas con los terrores nocturnos. Una de las características que marca la diferencia es la falta de conciencia presente en los terrores nocturnos. Las personas que los sufren no recuerdan nada del episodio al despertar; llegando a conciliar el sueño de nuevo de forma rápida (no siempre).

Los movimientos bruscos y violentos también pueden ser un indicativo de terror nocturno. La persona puede golpear, patear o saltar incluso de la cama. Esto puede ser peligroso tanto para la persona, cómo para quien se encuentre cerca.

Es importante tener en cuenta, que factores genéticos y estrés pueden desencadenar o agravar los terrores nocturnos.

Por otra parte, es habitual que los terrores desaparezcan por sí solos con el tiempo, por lo que no se suele precisar de tratamiento. Sin embargo, si persisten; es recomendable consultar a un profesional.

¿Cómo afecta a la familia?

  • Estrés emocional, preocupación y ansiedad: presenciar a un ser querido experimentando un terror nocturno puede ser bastante angustiante. Es frecuente sentir impotencia al no poder consolar a la persona.
  • Interrupción del sueño: pueden despertar a otros miembros de la familia debido al ruido y la agitación que suceden con los terrores. Esto puede llevar a un déficit del sueño y cansancio en los familiares que comparten el mismo espacio.
  • Fatiga diaria: si un niño experimenta terrores nocturnos con frecuencia, es posible que tanto él como sus familiares sufran de fatiga durante el día provocado por la interrupción del sueño. Esta falta de sueño puede derivar en afectaciones en el rendimiento escolar y laboral, así como la calidad de vida en general.
  • Cambios en la rutina familiar: La preocupación puede cambiar la dinámica, ya que los padres y familiares pueden estar más atentos durante la noche y puede haber una sensación general de tensión o alerta.

¿Cómo afecta a nivel escolar?

Fatiga y somnolencia derivados del mal descanso durante la noche, puede provocar dificultades para concentrarse en el aula; así como pueden sentirse cansados y desmotivados a la hora de hacer las tareas. La capacidad de concentración, participación, prestar y retener atención pueden verse alteradas, pudiendo llegar a disminuir el rendimiento académico reflejado en el estudio y pruebas evaluativas de nuestro hijo o hija.

La ansiedad y estrés derivados de los estados de confusión después de un episodio de un terror nocturnos pueden desarrollar un estado de ansiedad generalizada o algunos problemas de comportamiento en el cole. En los casos más graves, esto puede derivar en ausencias escolares por la fatiga y agotamiento físico y emocional.

Las relaciones sociales con los compañeros a menudo se ven alteradas, ya que la persona que sufre los terrores a veces siente vergüenza o diferente a los demás, viéndose así afectada su autoestima.

¿Cómo podemos ayudar?

  • Educación: aprender sobre los terrores nocturnos y comprender su alcance y repercusión.
  • Apoyo emocional: ofrecer apoyo emocional al niño y ayudarlo a comprender y manejar sus emociones relacionadas.
  • Establecer una rutina de sueño: mantener horarios de sueño fijos y regulares, así como una rutina relajante antes de acostarse puede ayudar a reducir la frecuencia.
  • Ambiente seguro: la habitación en la que duerme la persona que experimenta terrores debe estar libre de objetos peligrosos y obstáculos.
  • Comunicación con el personal escolar: informar a los profes y al personal escolar sobre la situación del niño puede ayudar a obtener el apoyo necesario en el ámbito escolar.
  • Consultar a un especialista: si los terrores son graves o persistentes, es importante buscar la ayuda de un médico o especialista en trastornos del sueño.

 

Por Carla Franco

 

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