Refuerzos y castigos, ¿Cómo afecta cada uno en la educación de nuestros hijos?

A la hora de educar, siempre el refuerzo positivo suele ser más efectivo que el castigo o el refuerzo negativo. El refuerzo positivo fomenta comportamientos deseados y fortalece la relación, refuerzos tales como elogios, premios, es decir, añadir algo agradable a una conducta deseada. En cambio, el refuerzo negativo puede llevar a confusión sobre lo que se espera y el castigo puede generar miedo o resentimiento.

El refuerzo negativo es la retirada de un estímulo aversivo (algo que no gusta al niño) cuando se presenta un comportamiento deseado, lo que puede motivar al niño a repetir ese comportamiento.

Por esto es mejor centrarse en guiar y motivar al niño a través de métodos constructivos como el refuerzo positivo.

Algunos ejemplos de refuerzo positivo son el refuerzo verbal: elogios, felicitaciones, expresiones de cariño cuando el niño hace algo bien. “Bien hecho” o “Estoy orgulloso de ti”. O las recompensas: pequeños premios como pegatinas, juguetes o tiempo extra de una actividad que le guste al niño, dejarle elegir su postre o comida favorita, etc.

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¿Tener hijos perfectos o hijos sensibles?

¿Es más importante que nuestros hijos logren la excelencia en todo lo que hacen, o que desarrollen la capacidad de gestionar sus emociones?

La sociedad nos enseña a temer al fracaso, a evitar la vulnerabilidad y a buscar la perfección. Sin embargo, el verdadero crecimiento se encuentra en enfrentar nuestros miedos y exponernos a la posibilidad de tropezar y fallar. Enseñar a los niños a abrazar la vulnerabilidad es fundamental para su desarrollo emocional.

La valentía no se trata de evitar el dolor, sino de tener el coraje de sentirlo y aprender de él.

No se trata de controlar o ignorar la vivencia emocional sino de encontrar las herramientas más adaptativas para entender lo que nos sucede y aprender de ello para el futuro.

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Compartir sí, pero no por obligación.

En la crianza de los hijos, uno de los valores que con frecuencia intentamos inculcar es el de compartir. Sin embargo, a menudo enfrentamos un dilema:

¿ cómo enseñar a nuestros hijos a compartir sin obligarlos, respetando su autonomía y sus sentimientos
personales?

Forzar a los niños a compartir puede parecer una solución rápida a conflictos cotidianos, pero puede tener implicaciones a largo plazo que afecten negativamente su desarrollo emocional y social.

Este artículo explora cómo podemos fomentar la generosidad y el respeto mutuo en los niños, alentándolos a compartir por elección propia y no por imposición, cultivando así un sentido de generosidad genuina y respeto por la propiedad y los límites personales.
Si bien enseñar a compartir es importante, también lo es entender por qué no debemos obligar a los niños a hacerlo. A continuación, exploramos algunas razones por las que forzar el acto de compartir puede no ser siempre beneficioso para el desarrollo del niño:

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¿Qué es el temperamento?

Todos hemos oído hablar del temperamento y entendemos que es un concepto que tiene que ver con la personalidad, con la forma de ser de cada uno. El temperamento es algo que se relaciona con las bases biológicas de la personalidad (genética), es algo con lo que nacemos.
Diferentes expertos se han atrevido a hablar acerca del temperamento, y han visto que el temperamento se relaciona con las diferencias individuales, es decir, con las diferencias que hay entre la forma de actuar o de reaccionar de uno y de otro en diferentes situaciones. El temperamento tiene la función de procesar la información que viene del exterior y regular y controlar las conductas. Se podría decir que su función principal es la regulación de las propias conductas, el control sobre ellas y la forma de expresarlas.
Se trata de un término muy amplio que está relacionado con las distintas dimensiones de la conducta, entendidas de manera individual, que surge cuando los niños son pequeños y representa la base de lo que será su futura personalidad. Es relativamente estable en el tiempo, aunque puede verse modificado en sus manifestaciones por la influencia de su entorno, especialmente por medio de las prácticas educacionales de los padres.

En resumen, podemos entender el temperamento como la respuesta a los cambios del entorno (como reaccionamos) incluidas nuestras reacciones corporales (sudores, palpitaciones…), el miedo y la inhibición ante lo nuevo, la impulsividad, el ánimo positivo o negativo, el nivel general de actividad, la atención constante y la autorregulación.

Especial interés tiene la influencia de los estilos educativos en cuanto a la formación del temperamento. Se pueden identificar tres estilos básicos de educación de padres hacia sus hijos:

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¿Emociones buenas y emociones malas?

¿Cómo definirías qué es una emoción? Parece un concepto fácil ¿verdad?, pero una vez te paras a reflexionarlo ya no lo es tanto. Lo que sí conocemos casi tod@s es la clasificación popular de las emociones en positivas o negativas, dándoles desde ahí un valor por la propia connotación de la palabra, es como si unas fueran las emociones buenas y otras las malas, y la verdad es que las emociones que consideramos como negativas son tan positivas como las propias emociones positivas, ya que, todas tienen una función adaptativa muy importante.

Las emociones se dividen por un lado en las emociones básicas, aquellas innatas con las que nacemos y son: el asco, el miedo, la tristeza, la rabia, la alegría y algunos autores incluyen la sorpresa, por otro lado están las emociones sociales que son las que vamos adquiriendo conforme vamos creciendo y son algo más complejas que las básicas, por ejemplo: los celos, la envidia, la impaciencia, la confusión, el anhelo, el antojo, la culpa, la vergüenza…

Las “emociones negativas” nos informan de que algo nos está haciendo daño, son una señal de que necesitamos un cambio, nos dicen que algo estamos haciendo mal. Quizás, una mejor clasificación podría ser de emociones agradables y desagradables, siendo ambas necesarias, ya que cuanto más desagradable mas atención debemos prestarle para poder responder ante ella.

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Emocio CAMP: campamento urbano para el desarrollo emocional de niños y niñas

Cada semana trabajaremos un tema mediante la imaginación, el juego y la relajación. Aprenderemos a relacionarnos con los demás, controlar nuestras emociones y querernos y cuidarnos a nosotros mismos.

Beneficios del aprendizaje de habilidades sociales en EmocioCAMP:

 

  • En ambiente lúdico, la relación social es diferente a la escolar, es más espontánea. En este entorno, aprenderemos normas sociales, empatía y compañerismo.
  • Podremos extraer experiencias positivas de las relaciones entre iguales, que nos servirán para desarrollar el optimismo y la confianza en nosotros mismos.
  • Las relaciones sociales favorecen actitudes de resolución de conflictos de manera práctica y positiva.
  • Descubriremos las consecuencias de nuestros actos sobre los demás, favoreciendo la asertividad.

 

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¿Qué es la alta sensibilidad?

Según la doctora Elain Aron la alta sensibilidad es un rasgo que aparece en personas que tienen un sistema nervioso más sensible que la media y esto les aporta una serie de características diferenciales.

A pesar de ser un rasgo que lleva en estudio desde 1991, no es aún un descubrimiento reconocido internacionalmente pero sí existen asociaciones de personas con alta sensibilidad en varios países.

Según la asociación de personas con alta sensibilidad de España (APASE), una persona altamente sensible es aquella que reúne estas cuatro características:

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¿Sabías que la lectura ayuda a desarrollar la empatía y la resiliencia?

Muchas veces los padres nos preguntamos por la crueldad innecesaria de determinadas historias que se suponen para un público infantil. ¿Quién no ha llorado con la muerte de la madre de Bambi o ha sufrido con la historia original de La Sirenita de Hans Christian Andersen? ¿Y a quién no le parece cruel que Caperucita Roja tenga que ser engullida por el lobo para aprender la lección? No es que los adultos que han elaborado estos cuentos sean crueles y quieran hacer sufrir a los niños que tienen a su alrededor, si no que los cuentos son una manera de transmitir situaciones realistas que los niños viven en carne ajena. La transmisión oral de historias es una práctica muy antigua que se plasma luego en los cuentos y, más tarde, en las películas infantiles. Y es la manera que tenemos los adultos de trasmitir valores y técnicas de resolución de conflictos de una manera alegórica y simbólica.

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La teoría de la mente: base de la empatía

Por Ainhoa Uribe

En psicología a nivel académico el concepto «Teoría de la Mente» tiene ya muchos años y no resulta extraño. Sin embargo muchos padres de niños con trastornos dentro del espectro autista no saben qué quieren decir los expertos cuando les dicen que su hijo no tiene teoría de la mente.

La Teoría de la Mente es la capacidad humana para poder atribuir pensamientos e intenciones a otra persona diferentes de los nuestros.

Existe un test muy conocido en psicología, el test de Sally y Anne, en el que dos niñas

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