¿Hay que corregir la lengua de trapo de los niños?

La “lengua de trapo” es ese divertido fenómeno que se produce en el proceso de adquisición del lenguaje que tanta gracia hace a los padres. Muchos padres pretenden que sus hijos hablen correctamente desde el primer momento y otros no quieren corregirlo porque les da pena que sus hijos pierdan ese toque de inocencia que les aporta cometer determinados errores de articulación o pronunciación.

Lo que es común a la gran mayoría de los padres es que no tienen claro si es conveniente o no corregir a sus hijos.

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¡Qué difícil es no saber hablar!

Cualquiera que tenga niños cerca habrá experimentado la frustración que implica no saber qué le sucede. Puede que tenga hambre, sueño, sed…pero no sabe comunicarlo. Sucede con un bebé que todavía no sabe hablar, con un niño adoptado que no conoce nuestro idioma o con un niño discapacitado que tarda en adquirir el lenguaje.

Con los bebés es lógico pasar por una etapa en la que no saben expresarse y las madres se las ingenian para interpretar todo tipo de signos que les den una pista sobre qué es lo que su hijo necesita. Es más, esta frustración por no poder comunicarse ayuda a que poco a poco vayan adquiriendo lenguaje.

Sin embargo, ¿qué sucede con aquellos niños que presentan un retraso en la adquisición del lenguaje? La frustración, al principio ligera, que les anima a tratar de comunicarse va aumentando a medida que crecen y no obtienen resultados en su comunicación. Llegará un momento entonces en el que tiran la toalla y apenas inician contantos comunicativos, salvo en caso de necesidad imperiosa. Esto es lo que le sucede a muchos niños con discapacidad: autismo, síndrome de Down, parálisis cerebral, etc.

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