Los terrores nocturnos: qué son y cómo manejarlos.

Dormir bien no solo nos da energía, sino que, en el caso de los niños, es una pieza clave para que su cerebro crezca y funcione como debe. Durante el sueño, especialmente en los primeros años de vida, el cuerpo y la mente hacen un trabajo intenso: se forman conexiones en el cerebro, se aprende, se recuerda y se regula el ánimo. Por eso, cuando el sueño no es bueno o algo lo interrumpe, pueden aparecer ciertos problemas.

Cuando dormimos pasamos por dos grandes etapas que se suceden. La primera se llama sueño sin movimientos oculares rápidos (fase No REM), por sus siglas en ingles “Rapid eye movement” y esta etapa es entendida como la de sueño ligero. Después se pasa a la fase del sueño profundo con movimientos oculares rápidos (fase REM) que es en la que soñamos, procesamos emociones y consolidamos recuerdos.

Los trastornos del sueño en la infancia no son raros, de hecho, se estima que entre el 25% y el 50% de los niños presentan alguna dificultad para dormir según la Academia Americana de Pediatría (APA). Algunos tienen insomnio, otros roncan mucho, y otros pueden vivir episodios muy intensos como los terrores nocturnos. Este último es el que más asusta a los padres dado que es el más desconocido.

¿Qué son los terrores nocturnos?

Los terrores nocturnos son episodios de despertares parciales que se presentan, generalmente, en el primer tercio de la noche, durante el sueño no REM profundo.

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Terrores Nocturnos

¿Qué son los terrores nocturnos?

Todos sabemos que dormir es una necesidad básica y cuando tenemos hijos es una de las cosas que más hace sufrir a los padres. Por dos motivos: uno, porque perdemos horas de sueño nosotros y eso nos resta tranquilidad y templanza de cara a la crianza y dos, porque nos preocupa mucho que nuestros bebés aprendan a dormir bien.

Una de las circunstancias que con frecuencia perturban la noche de nuestros niños son las parasomnias. Las parasomnias son aquellas situaciones que se producen durante el sueño, que trastornan la conducta nocturna y que con mayor frecuencia ocurren durante la infancia.

Las más conocidas: las pesadillas y los terrores nocturnos. Entre ellas hay diferencias aunque ambas implican la interrupción del ciclo de sueño y el despertar en mitad de la noche.

¿En qué se diferencian las pesadillas y los terrores nocturnos?

Las pesadillas suponen una ensoñación de temática desagradable durante la fase REM del sueño, que es una fase cercana a la consciencia. De tal manera que si el contenido de la misma se vuelve excesivamente desagradable el niño se puede despertar llorando, gritando o sobresaltado y normalmente es capaz de dar un relato coherente sobre aquello que soñaba.

En los terrores nocturnos, sin embargo, el contenido desagradable tiene lugar durante las fases profundas del sueño y en este caso el niño llora o grita sobresaltado pero la gran mayoría de las veces sin llegar a despertar.

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