Tenemos claro que la infancia es un periodo crítico para el aprendizaje ya que los bebés de ser humano nacen muy inmaduros y les espera por delante muchos años en los que todo será nuevo para ellos.
Esta inmadurez facilita también su adaptación. Y aunque todos nacemos iguales es cierto que, en torno a los dos o tres años, ya hablamos el lenguaje de quienes interaccionan con nosotros sea éste cual sea.
Un bebé tiene la misma predisposición para aprender chino, holandés, griego o zulú.
Que finalmente termine hablando un idioma u otro tiene que ver casi exclusivamente con los estímulos del ambiente.