Cuando hablamos de manías en los niños nos referimos a comportamientos raros o injustificados que realiza una persona de manera repetitiva. Puede sonar parecido a los tics, de los que ya hemos hablado en otro artículo. Sin embargo, las manías son movimientos más complejos y menos automáticos. No se realizan de una manera tan frecuente o involuntaria.
Ejemplos de manías son: morderse las uñas, meterse el dedo en la nariz, retorcerse el pelo, morderse los labios, separar los distintos ingredientes de un plato antes de comerlos, no pisar sobre las rayas del suelo o contar hasta diez antes de contestar cuando alguien pregunta.
Y, por raras que nos parezcan las de los demás, todos hemos tenido manías, especialmente de niños. Muchas veces las manías nos ayudan a crear hábitos con el tema de la higiene, el vestido o irse a dormir. Son el reflejo del razonamiento lógico que se establece en el pensamiento del niño y aportan tranquilidad y estabilidad.