El auge de los últimos años de la Psicología Perinatal ha hecho evidente la importancia que tiene el cuidado de la Salud Mental de las madres y los padres desde etapas muy tempranas y el rol de prevención que tiene este área de la psicología para el cuidado de la familia.
El proceso de convertirse en padres tiene su inicio desde el mismo deseo de quedarse embarazados, pasando por los procesos de gestación, parto y posparto. Se considera una crisis madurativa tanto para el hombre como para la mujer, que implica adaptarse a una serie de cambios no sólo a nivel físico sino a nivel psíquico, emocional y social. Los cambios y la adaptación a los mismos afectan a todos los miembros del grupo familiar y están influidos por la historia personal y familiar, la personalidad y la relación con las figuras parentales.
En la pareja, cada uno de los miembros también tiene un ritmo diferente para adaptarse al nuevo rol y por ello, es de gran importancia favorecer la comunicación entre los miembros de la pareja.
Si nos centramos en el proceso de gestación los cambios más evidentes y notables, para la mujer, son los cambios físicos y hormonales. Sin embargo, el embarazo supone el inicio de unos movimientos a nivel psíquico que hacen emerger diferentes emociones y formas de actuar, parte del proceso de convertirse en padres. Suponiendo un embarazo a término, contamos con 9 meses para acoger una nueva vida en el psiquismo.