El auge de los últimos años de la Psicología Perinatal ha hecho evidente la importancia que tiene el cuidado de la Salud Mental de las madres y los padres desde etapas muy tempranas y el rol de prevención que tiene este área de la psicología para el cuidado de la familia.
El proceso de convertirse en padres tiene su inicio desde el mismo deseo de quedarse embarazados, pasando por los procesos de gestación, parto y posparto. Se considera una crisis madurativa tanto para el hombre como para la mujer, que implica adaptarse a una serie de cambios no sólo a nivel físico sino a nivel psíquico, emocional y social. Los cambios y la adaptación a los mismos afectan a todos los miembros del grupo familiar y están influidos por la historia personal y familiar, la personalidad y la relación con las figuras parentales.
En la pareja, cada uno de los miembros también tiene un ritmo diferente para adaptarse al nuevo rol y por ello, es de gran importancia favorecer la comunicación entre los miembros de la pareja.
Si nos centramos en el proceso de gestación los cambios más evidentes y notables, para la mujer, son los cambios físicos y hormonales. Sin embargo, el embarazo supone el inicio de unos movimientos a nivel psíquico que hacen emerger diferentes emociones y formas de actuar, parte del proceso de convertirse en padres. Suponiendo un embarazo a término, contamos con 9 meses para acoger una nueva vida en el psiquismo.
«Luchamos por una mejora en el sistema sanitario y en la política sobre las bajas por maternidad, pero enmudecemos ante los cambios traumáticos y a menudo abrumadores que atraviesa el mundo interior de una madre». Stern (1999).
Aunque socialmente el embarazo parece ser considerado un momento de plenitud emocional y de felicidad, las mujeres embarazadas y sus parejas pasan por un proceso de cambios y retos emocionales que enfrentar para adaptarse a la nueva situación.
La presencia de intensidad emocional, los frecuentes cambios de humor y la ambivalencia forman parte de lo esperado del proceso de gestación. Es habitual experimentar durante el embarazo estados emocionales positivos como alegría, euforia y plenitud que conviven con estados negativos como tristeza, agotamiento e irritabilidad.
La ambivalencia, deseo y miedo, hacia los cambios que suceden en la gestación, también es característica de esta etapa. Ambivalencia en torno al rol que están adquiriendo, ante la llegada del bebé, el parto, y también ante los cambios corporales: cómo se quedará mi cuerpo versus el deseo de ver cómo crece la tripa.
Durante la gestación, el surgir de emociones tan diversas y a veces contradictorias, se acompaña de un cuestionamiento sobre nosotros mismos, sobre quién queremos ser con este bebé, cómo afectará esto a mis relaciones personales y cómo actuarán los demás frente a este nuevo miembro.
Los estados ansiosos, de tristeza y de malestar general durante la gestación afectan no sólo a la propia experiencia de parentalidad y a nuestra concepción como padres sino que pueden afectar de manera indirecta al bebé que está por nacer.
Si durante esta etapa comienza a aparecer de manera frecuente el malestar o el sentimiento de que algo no va bien, surgen muchas dudas o aparecen miedos desbordantes, puede que sea el momento de acudir a un especialista y explorar qué está ocurriendo en esta parentalidad.
El cuidado de la Salud Mental en la etapa perinatal es una forma de prevenir y actuar de manera temprana con la nueva familia y proteger el vínculo con el futuro bebé.
Por Ángela Rodríguez