El diagnóstico psicológico en los niños. Riesgos y beneficios.

La evaluación psicológica busca identificar y clasificar los problemas que afectan al bienestar psicológico de las personas con el objetivo de llevar a cabo una intervención adecuada y personalizada. Entonces, la evaluación ha de ser detallada, tomando en consideración diferentes aspectos del desarrollo y el funcionamiento del niño. Para ello, los psicólogos emplean una combinación de entrevistas, pruebas estandarizadas, observaciones directas y cuestionarios proporcionados a los padres y en ocasiones también a sus profesores, con el objetivo de valorar el comportamiento, el estado afectivo y las capacidades cognitivas del niño.

Una vez recabada toda la información, se concluye la evaluación inicial y se establece un diagnóstico psicológico. Para realizar el diagnóstico los profesionales de la salud mental se apoyan en dos manuales: el DSM-5 y la CIE-11. Con esto se consigue darle nombre al conjunto de síntomas que presenta, poniéndole así una etiqueta que describe el problema, pero no lo explica.

Pero entonces, ¿Qué utilidad tienen estas etiquetas diagnósticas?

Con ellas se pueden identificar y clasificar los problemas que afectan al bienestar y desarrollo del niño, con el objetivo de ofrecer una intervención adecuada y personalizada, promoviendo un desarrollo saludable. Resulta indiscutible anticipar que, la detección temprana de problemas emocionales o cognitivos es fundamental, y puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida del menor y de su familia pues, un diagnóstico acertado permite llevar a cabo una intervención temprana previniendo dificultades mayores en el futuro. Por tanto, un diagnóstico precoz es esencial para trabajar cuanto antes el desarrollo de las habilidades sociales y la gestión emocional del niño, atendiendo a sus necesidades personales.

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