Gran parte del pensamiento de los niños está plagado de fantasía. Toda esta fantasía no se opone a la razón, pero cuando el niño siente que pasa algo que no le están explicando, su rutina cambia, su entorno cambia, siente sufrimiento etc, al no contar con experiencia ni aprendizaje alguno sobre esta nueva vivencia le asalta una confusión que tenderá a darle contenido a través de la fantasía, pedazos de conversaciones e ideas distorsionadas.
Normalmente esa fantasía está relacionada con temor a la separación y al abandono y suele manifestarse a través de preguntas, miedos, terrores nocturnos y llamadas de atención dirigidas a satisfacer las necesidades de seguridad.
Por eso es tan importante preparar a nuestros hijos para momentos de duelo, estos no tienen porqué ser necesariamente el fallecimiento de un ser querido, en su vida se enfrentan a momentos como la separación de un amigo, un ingreso hospitalario o la muerte de una mascota.