Cuando nos enfrentamos a la normalmente desconocida tarea de criar un bebé, pensamos que lo que ha funcionado a otros, nos funcionará a nosotros. Tratamos de seguir todos los consejos que acumulamos de padres, hermanas, tíos, profesionales o conocidos que tratan de decirnos qué es lo más conveniente en cada ocasión. Y muchas veces nos desesperamos cuando eso no funciona. E incluso, si ya tenemos un hijo y aparece un segundo, deducimos que lo que nos sirvió con el primero, nos servirá con el siguiente.
Pues nada de eso, sino más bien al contrario.
Y es que los niños, como las personas, son diferentes de base, de partida, desde el mismo momento en el que nacen.
Cada vez se tiene más conciencia de la importancia de las experiencias prenatales y perinatales en el comportamiento de los niños.