Una mamá hecha un lío.
Hola lectores blogueros. Me presento: No soy pediatra. No soy psicóloga. No soy odontóloga. No soy experta en puericultura. Tan sólo soy una madre hecha un lío por culpa del chupete de los niños. Si no lo usa, se llevará el pulgar a la boca todo el día. Si lo usa, le saldrán los dientes torcidos. Si no lo usa, llorará más y dormirá peor. Si lo usa, tardará en hablar y sonreirá menos. Éstas son sólo algunas de las frases que se pueden escuchar sobre las bondades (o no) del chupete. Ese mágico instrumento de látex o silicona con forma de pezón que reduce la ansiedad de los más pequeños. Según el profesional al que se consulte, dirá una cosa u otra, incluso los del mismo gremio no se ponen de acuerdo.
Por lo que yo he leído, parece que hay evidencias tanto a favor como en contra de las siguientes afirmaciones:
El chupete es un factor de protección contra la muerte súbita del lactante.
El chupete interfiere en la instauración y prolongación de la lactancia materna.
Decisión complicada para las madres cuyo deseo es amamantar a sus hijos.