Durante el embarazo, así como la etapa inmediatamente posterior (puerperio), las mujeres presentan importantes cambios químicos, hormonales y psicológicos que predisponen a una mayor vulnerabilidad a trastornos depresivos o de ansiedad. Generalmente, del 60 al 85 % de mujeres puede presentar síntomas depresivos en los primeros días de postparto. Estos síntomas son normales debido a la gran presencia de cambios que se experimentan los primeros días y tienden a desaparecer por sí mismos con el tiempo. Sin embargo, en ciertos casos estos síntomas pueden intensificarse y cronificarse, y aparecer la llamada depresión post-parto.
¿Qué es una depresión postparto?
Es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por síntomas depresivos, con fuertes sentimientos de culpa y ambivalencia, así como problemas de vinculación con el bebé, que puede afectar a la relación de afecto con éste.
Se trata de un trastorno depresivo temporalmente asociado al nacimiento del hijo. Se suele iniciar en torno a las 2 o 3 semanas desde el nacimiento, con una duración general de 4 a 6 semanas e incluso más de un año si no se recibe tratamiento.
Los síntomas más comunes son: humor depresivo, falta de interés en actividades que antes disfrutaban, alteraciones del sueño y/o de alimentación, fatiga o falta de energía, agitación o retraso motor, fuertes sentimientos de culpa (habituales en los trastornos depresivos, tienden a asociarse con la incapacidad de asumir el rol de madre o hacerse cargo de los cuidados que necesita el niño), adopción de un rol sobreprotector con el niño, problemas de concentración, aislamiento social o incluso ideas suicidas en los casos de mayor gravedad.