Antiguamente la tradición oral era muy importante en la enseñanza de los niños. Las historias pasaban de una generación a otra en forma de cuentos o historias con moraleja. Estos cuentos además de responder a una necesidad de contacto con el cuidador, fomentaban el desarrollo de la expresión oral y transmitían normas y límites culturales. De hecho, cada cultura tenía sus propias historias.
Hace ya mucho que estos cuentos orales se han visto completados y aumentados por libros. La literatura infantil tiene un valor innegable del que muchas veces no somos conscientes. Además de transmitir valores culturales, los libros cumplen una función educativa indispensable que es la enseñanza de estrategias de afrontamiento. Cada vez que un padre o madre consulta por una dificultad con su niño, lo más accesible para la intervención, cuando se trata de niños muy pequeños, es recomendarle algún libro para leer junto a su hijo.