Todos recordamos los parques, las canchas, las explanadas, praderas y demás entornos lúdicos de nuestra infancia. La mayoría guardaremos en nuestra memoria anécdotas e historias de nuestra pandilla de amigos que se han desarrollado fuera de las casas, jugando en la calle. Y esos momentos no solo resultan agradables por el hecho de estar jugando sino también por la sensación de libertad que aporta el hecho de correr o saltar en un espacio grande.
Pues bien, a esto podemos añadirle que según un estudio publicado en el número de mayo de la revista Oftalmology, existe menor riesgo de padecer miopía o de que la misma avance en aquellos niños que pasan más tiempo jugando en la calle.