Un objeto transicional es algún objeto material al que el niño toma un gran cariño, del cual no puede despegarse y que le ayuda a sentirse seguro en momentos difíciles como puede ser el irse a la cama, de viaje o al colegio.
Se trata de un objeto en el que el niño deposita mucha confianza y que, a ciertas edades, puede convertirse en compañero inseparable.
Existen infinidad de objetos transicionales: desde una mantita, a un peluche, pasando por un juguete o una camiseta. Y aunque los padres ponemos a disposición de los hijos infinidad de objetos potencialmente convertibles en compañero de fatigas, quien realmente elige el objeto es el niño.