Por Arantxa Bermejo
Érase una vez unos señores muy sabios llamados yoguis que vivían en los bosques de la India. Un día se pararon a observar cómo se movían los animales y empezaron a imitar sus posturas. Pronto descubrieron que esas posturas eran beneficiosas para mantener su cuerpo ágil y sano como las gacelas, o fuerte y musculoso como el león.
Observaron que al hacer estas posturas se sentían alegres y tranquilos e inventaron un conjunto de ejercicios que es lo que hoy se conoce como el Yoga.
Si bien el Yoga es algo serio y trascendental, puede ser adaptado como un instrumento con el que los niños aprendan a tomar conciencia del cuerpo, aumenten la confianza en sí mismos y crezcan sanos en el plano emocional y mental a través del juego.