Se ha hablado mucho sobre lo delicada que es la etapa infantil, que el desarrollo emocional que se produce en esta época marca nuestra personalidad y, por tanto, el tipo de personas que seremos. Desde la psicología evolutiva se le da mucha importancia y todas las teorías sobre el desarrollo de la personalidad (con variaciones entre ellas) otorgan a la infancia un papel fundamental que nos marca y cuya huella se mantendrá durante el resto de nuestra vida. Asimismo, el hecho de desarrollar buenos lazos afectivos con personas importantes que aseguren nuestra supervivencia como seres humanos es la piedra angular de esta etapa.
Uno de los casos donde mayor dificultad puede presentarse a este respecto es cuando no hay figuras de apego para el niño (niños huérfanos) o cuando las figuras de apego no tienen capacidad suficiente para asegurar la supervivencia de los pequeños (padres con custodias retiradas por malos tratos, negligencia, etc.)