Un sueño nocturno escaso en etapas tempranas de la vida aumenta el riesgo de obesidad durante la infancia y adolescencia.

Según un estudio publicado en el número de septiembre de los “archivos de medicina pediátrica y adolescente”* un tiempo de sueño nocturno más corto de lo habitual se convierte en un factor de riesgo para presentar obesidad subsecuente a lo largo de la infancia y la adolescencia.

En el estudio participaron 1930 niños de edades comprendidas entre los 0 y los 13 años en el momento de la primera toma de datos, en 1997. La segunda recogida de datos se realizó en 2002. El estudio arroja varios resultados. En principio, se recogió tanto el tiempo de sueño diurno como nocturno. La valoración de “tiempo de sueño escaso” se refiere a un tiempo de sueño inferior a lo que duerme el 75% de la población de la misma edad. La especificación de obesidad se realizó en base al índice de masa corporal según el cual se clasificó a los niños en tres grupos: peso normal, sobrepeso y obesidad.

Los resultados evidenciaron que aquellos niños entre 0 y 4 años que presentaban un sueño nocturno reducido en la línea base, aumentaron el riesgo de padecer sobrepeso u obesidad en la toma de datos posterior. Asimismo en el grupo de niños entre 5 y 13 años el tiempo de sueño nocturno inicial no mostraba relación con el peso posterior. Sin embargo, el tiempo de sueño en el momento de la segunda toma de datos mostraba una relación inversa sobre el peso presentado en el mismo momento. En ambos grupos el tiempo de sueño diurno no resultó ser significativo en el peso posterior.

Los autores del estudio aportan como conclusión el hecho de un periodo crítico en los niños, hasta los 5 años, donde el tiempo que pasan durmiendo por la noche es un factor con implicaciones importantes en el índice de masa corporal que presenten posteriormente. Así mismo, las siestas diurnas no parecen compensar el efecto del escaso sueño nocturno.

*Archives of Pediatric & Adolescent Medicine2010; 164:840-845.

Deja un comentario