Una mamá de dos
Si me pongo a comparar a mis dos hijos, Mario fue igual de deseado que Berta, pero hasta ahí llegan las similitudes; todo lo relacionado con él (segundo embarazo, segundo parto, segunda crianza,…) se parece en casi nada a lo que ocurrió con nuestra primera hija.
Cuando tenemos el primer hijo nos estrenamos como padres y por mucho que hayamos leído o nos hayan contado, vamos a ciegas, dudando, experimentando, probando,… los primeros hijos son fruto del ensayo y error.
Por lo que cuando llega el segundo, ya nada es igual, como me dijeron hace unos días, aunque por fuera parezcamos las mismas personas, no lo somos, somos distintos, hemos cambiado. Berta nos cambió y la manera en que tratamos a Mariete es inevitablemente distinta, por mucho que los valores y principios no hayan cambiado, y es que la relajación es inevitable.
Recuerdo que con Berta quise hacerme fotos a lo largo de todo el embarazo, era la primera vez que vivía una experiencia tan especial y quería dejarlo plasmado pero cuando me quedé embarazada por segunda vez, las primeras fotos fueron casi a los 5 meses de gestación. Ah! y siempre con la hermana mayor por en medio.
Berta en su primer mes de vida fue todas las semanas al pediatra (que si mama mucho, que si mama poco, que si coge peso, que si no lo coge, que si tiene un moco, que si una tos,…). A Mario le llevamos una vez, y porque le tocaba revisión.
Berta emitía un quejidito, y ya estaba yo rauda y veloz para ver qué le pasaba,… Mario ha estado más ratito llorando. A veces, porque en el fondo sabemos que no suele pasar nada, y o bien quieren estar en bracitos o tienen hambre, pero siempre pueden esperar un minutito más…
Ocurre además que al tener dos niños el tiempo que disponías para atender al primero, se divide, y por ello no puedes prestar tanta atención ni tantos cuidados; Mario ha padecido placas de dermatitis atópica durante unas semanas y no se me pasó por la cabeza llevarle al pediatra ya que son tantas la cosas que hay que hacer al cabo del día entre la mayor y el pequeño que calculas las preferencias de otra manera y valoras el tiempo mucho más. Muchas veces, si tienes un huequito prefieres descansar, también hay que decirlo. Sólo cuando ves que la cosa se pone fea de verdad, acudes al pediatra.
Berta estuvo desde el minuto uno súper estimulada, jugaba con ella a todas horas, la leía cuentos desde bien pequeña, no vio la tele hasta casi los dos años… Y Mario ya ve los dibujos de su hermana y no tengo tiempo ni a veces energía suficiente para jugar con él de la manera en que lo hacía con su hermana.
Pero la naturaleza es sabia, afortunadamente para los papás, y los segundos son muy atendidos por sus hermanos mayores, los besos y caricias de Berta van ahora 100% dirigidos a su hermano, con él juega, le canta, bailan… ¡Se adoran! Berta nació en una casa donde sólo había adultos y él ha tenido la suerte de venir cuando ya hay una niña a la que además presta toda su atención y a pesar del agotamiento de cuidar a dos retoños, verles reír juntos y dedicarse miradas cómplices es lo mejor.