¿Sabías que las adopciones tienen más riesgo de truncarse al llegar a la adolescencia?

Muchas parejas que no pueden tener hijos adoptan un niño o niña como forma de crear una familia. Pero también optan por la adopción familias con hijos biológicos. Los niños y niñas adoptados y sus padres son familiares de pleno derecho y a nivel legal se equiparan a familiares biológicos.

Los padres que optan por la adopción pasan una serie de entrevistas y tienen que cumplir cierto número de requisitos que los hace familia idónea para una adopción. Así cuando la adopción se produce, el deseo de tener un niño no es un capricho pasajero sino una convicción forjada a lo largo de meses.

Sin embargo, la mayoría de las veces los padres no son conscientes de lo que implica acoger en su familia a un niño adoptado. Los niños que no se pueden criar con su familia biológica y son criados en otras familias llevan a sus espaldas una historia de abandono y frustración.

Las situaciones por las que se abandona un niño generalmente son el resultado de historias dramáticas, donde los padres presentan muchos problemas y dificultades. 

Todo esa biogrfía familiar queda grabada de alguna manera en el niño y a la historia de abandono hay que unir el repertorio de situaciones y momentos complicados que vive el niño en solitario: vivencias en centros de acogida, horfanatos, experiencias con familias de acogida que no llegan a buen puerto o, en caso de adopciones internacionales, cambios de país, aprendizaje de un nuevo idioma, integración en una nueva cultura, etc.

Los primeros años suelen ser difíciles pero en general se afrontan con optimismo y comprensión. Y, en ocasiones, tras unos años y sin llegar a conseguir la estabilidad deseada, los niños inician la adolescencia. La adolescencia es un momento complicado tanto en familias adoptantes como en aquellas en las que todos sus hijos son biológicos.

Los niños pasan unos años difíciles y en su paso a la adultez tienen que reafirmar su personalidad. La mayoría de las veces, esto lo consiguen enfrentándose y rechazando aquello que ya conocen: los padres. Al mismo tiempo, la adolescencia es un momento de recapitulación de los años previos y si la infancia ha sido complicada o llena de situaciones poco agradables, existen altas probabilidades de que la adolescencia sea especialmente difícil.

Esto explica que muchas adopciones se trunquen al llegar a esta etapa y los padres adoptivos soliciten que sea de nuevo el Estado el que se haga cargo de estos niños. Sin embargo, no hay que olvidar que una historia familiar que no llega a buen puerto significa una experiencia más de fracaso para estos niños que pueden acumular más de una vivencia así. Esto aumenta su sensación de inadecuación y genera más angustia y frustración. De algún modo, cuando esto sucede, se confirman los peores presagios para estos niños que tienen de forma inherente la sensación de que no son lo suficientemente buenos como para ser queridos o aceptados.

 

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