Por Virginia Miramón
Los alumnos con necesidades educativas especiales (n.e.e.) en la actualidad son escolarizados en colegios ordinarios, salvo aquellos casos en los que se observa que los centros no pueden responder adecuadamente a lo que ellos necesitan (o porque así lo deciden libremente los padres).
Recordemos que dentro de este grupo se hallan alumnos con discapacidades sensoriales, cognitivas, psíquicas o físicas, además de alumnos en desventaja sociocultural o, en el otro extremo, con sobredotación intelectual. Es decir, todos aquellos alumnos que no pueden acceder a los aprendizajes escolares del mismo modo que la mayoría, por lo que requieren determinados apoyos y atenciones educativas específicas.
La Ley Orgánica de Educación (LOE), que rige desde el año 2006 nuestro sistema educativo, establece en su artículo 74 que:
“La escolarización del alumnado que presenta necesidades educativas especiales se regirá por los principios de normalización e inclusión y asegurará su no discriminación y la igualdad efectiva en el acceso y la permanencia en el sistema educativo”. Así mismo, “la escolarización de este alumnado en unidades o centros de educación especial (…) sólo se llevará a cabo cuando sus necesidades no puedan ser atendidas en el marco de las medidas de atención a la diversidad de los centros ordinarios”.
Pues bien, entre las medidas de atención a esta diversidad del alumnado, la ley integra las adaptaciones curriculares.
Estrategias educativas
Podemos definir éstas como estrategias educativas que permiten adaptar el currículum previsto para el resto de la clase (que establece objetivos, conceptos, procedimientos, evaluación,…) a las características personales de un alumno, para que los objetivos puedan ser alcanzados por él y pueda progresar en su propio proceso de aprendizaje.
Esta medida se fundamenta en dos principios básicos: el de normalización que, como hemos comentado, promueve la escolarización de estos niños en centros ordinarios; y el de individualización, por el que se trata de proporcionar a cada alumno la respuesta educativa y los apoyos que necesita en cada momento para formarse como individuo. Se parte de sus características, capacidades y ritmos de aprendizaje así como también de sus intereses y motivaciones particulares, buscando su máximo progreso y desarrollo personal. Las adaptaciones pueden ser puntuales o permanentes, a lo largo de toda su vida escolar.
Diferentes tipos
Considerando la gran diversidad que presenta el alumnado, nos podemos encontrar con diferentes tipos de adaptaciones curriculares, que van desde los simples y habituales cambios que un maestro hace en su aula hasta modificaciones significativas del currículo ordinario. Concretamente pueden ser:
- Adaptaciones curriculares de acceso al currículo: Se trata de modificaciones o recursos que van a permitir que algunos alumnos con n.e.e., especialmente aquellos con deficiencias motoras o sensoriales, puedan desarrollar el mismo currículum que sus compañeros o, en su caso, un currículo adaptado. Pueden ser de acceso físico, de comunicación, personales o materiales, entre ellas: mobiliario adaptado, sistemas de comunicación complementarios o alternativos como Braille o lenguaje de signos, profesionales especializados (en pedagogía terapéutica, audición y lenguaje,…), determinar diferentes tipos de actividades,…
- Adaptaciones Curriculares Individualizadas (ACI): En este caso, son todos aquellos ajustes o cambios que se realizan en el currículo ordinario para responder a las n.e.e. de un alumno en concreto y que no pueden ser compartidos por el resto de sus compañeros. Pueden ser: No Significativas, cuando se realizan cambios en las actividades, la metodología, los tiempos o en las técnicas o instrumentos de evaluación; y Significativas, cuando las modificaciones se llevan a cabo en los objetivos, los contenidos o los criterios de evaluación.
Así pues, las adaptaciones curriculares son una herramienta que posibilita la individualización de la enseñanza, meta que persigue todo sistema educativo, ofreciendo más ayuda a quienes más lo necesitan (tanto por defecto como por exceso) y todo ello dentro de un contexto normalizado, es decir, en un colegio ordinario.