Los bebés nacen con un programa de movimientos reflejos que aumentan sus posibilidades de supervivencia. Estos movimientos se inician durante su desarrollo en el útero y ayudan al bebé en el momento de nacer y durante sus primeros meses de vida. Se trata de los llamados reflejos primitivos. Algunos de ellos están presentes desde el nacimiento y otros se activan en los meses siguientes. Su función: ayudar al nacimiento y la supervivencia en los primeros meses de vida.
Los movimientos rítmicos son aquellos que realiza el bebé en sus primeros meses de vida, que son posibles gracias a los reflejos primitivos y que estimulan su desarrollo neuronal: el volteo, el arrastre, el reptado, el gateo,… Así mismo, los padres aumentamos la estimulación que recibe el cerebro de nuestro recién nacido a través de movimientos rítmicos como el mecer o simplemente a través de las caricias o el contacto físico que estimulan los sentidos más sensibles en esta etapa de la vida: el equilibrio, el tacto, el sentido kinestésico.
El cerebro humano tiene varios niveles de desarrollo (que se han ido acumulando a través del proceso evolutivo) que van desde la parte más primitiva como el tronco del encéfalo o cerebro de pez a las más evolucionadas y exclusivamente humanas como es el neocórtex. La sección más activa y desarrollada en el momento del nacimiento es ese cerebro de pez cargado de reflejos primitivos. A medida que el bebé ejercita sus capacidades y es mecido y tocado por las figuras de apego, los niveles superiores de su cerebro van madurando y asumiendo la responsabilidad del movimiento. Las partes superiores del cerebro empiezan a dominar sobre las inferiores y anulan los reflejos. El movimiento se convierte ahora en algo voluntario y adaptable a cada circunstancia.
¿Cómo influye esto en el comportamiento del niño?
Pues bien, a medida que un niño madura es cada vez más capaz de controlar sus impulsos primarios. La educación consiste básicamente en esto. Su cerebro evoluciona y le permite pasar ratos más largos sentado, prestando atención, mantener la concentración hasta que termina de realizar una tarea, tener éxito en tareas cada vez más difíciles. Al principio, se trata de aprender a moverse: arrastrarse, reptar, gatear, sentarse, adquirir habilidades manuales finas (abrir y cerrar botes, coger cosas del suelo, etc.) A medida que vayan creciendo, los aprendizajes se complican: aprender a correr, saltar, mantener el equilibrio, discriminar figuras, letras y números, aprender a leer y escribir. El razonamiento y la memoria siguen una evolución paralela desde formas muy simples a otras cada vez más complejas.
Ahora bien, si a nivel neuronal las partes más evolucionadas del cerebro no consiguen dominar sobre las inferiores o más primitivas, los reflejos continúan activos y la capacidad de atención y concentración no se desarrolla. Una de las teorías explicativas sobre las causas del déficit de atención es precisamente que existe un retraso en la maduración cerebral y el niño se comporta como si fuera más pequeño con muchas dificultades para controlar su conducta.
¿Qué se consigue mediante la Terapia de Movimiento Rítmico?
La Terapia de Movimiento Rítmico se realiza a través de movimientos muy sencillos pero precisos, rítmicos que se realizan de forma pasiva y activa. Algunos se hacen tumbado bocarriba, otros bocabajo o a cuatro patas y, en general, no implican más de diez minutos diarios. Estos ejercicios influyen sobre todos los sentidos del niño pero muy especialmente estimulan el sentido kinestésico, el vestibular, el propioceptivo y el del tacto.
El objetivo: conseguir que el cerebro del niño alcance mayor nivel de maduración y pueda desarrollar sus potencialidades.
De esta manera ayudamos al niño que no recibió esta estimulación de bebé (por ejemplo, en casos de adopción) o que por sus propias limitaciones o circunstancias no siguió un proceso madurativo similar al de otros niños (por ejemplo, niños con trastornos del espectro autista, síndrome de Down, etc).
3 comentarios en «Los reflejos primitivos y la Terapia de Movimiento Rítmico»
[…] primer y segundo año de vida, su crecimiento consiste casi de manera exclusiva en convertir esos reflejos primitivos, en reflejos posturales o movimientos voluntarios. Así el gran logro en esta etapa es aprender a […]
[…] La Terapia de Movimiento Rítmico se basa en la realización de ejercicios rítmicos y suaves, tanto activos como pasivos, que hacen […]
Muy bonito blog cada día pueden sorprendernos más los pequeñines, he encontrado un blog también súper interesante http://babyradio.es/blog-entrada/158/2013-08-27/bebes-y-ritmo