Los miedos evolutivos

El miedo forma parte del conjunto de emociones que tenemos, y al igual que las demás (alegría, tristeza, enfado, etc) es importante experimentarla. Nos ayuda a enfrentarnos al mundo distinguiendo lo que puede ser amenazante de lo que no, y así aprendemos de la experiencia y nos adaptamos. Pero durante el desarrollo infantil nos puede preocupar si los miedos que tienen no son adaptativos y generan un malestar exagerado al niño,

Pero ¿cómo distinguir cuando se trata de un miedo evolutivo y cuándo no?

Para entenderlo es necesario comprender el desarrollo evolutivo de su capacidad cognitiva y emocional. Como ya hemos dicho estos son miedos evolutivos, es decir, que a medida que van creciendo suelen ir desapareciendo.

No hay una edad concreta a la que determinado miedo tiene que desaparecer, ya que cada niño es único y vive su propia experiencia que le influirá en este aspecto.

 

0 – 12 meses:

Miedos evolutivos → pérdida de apoyo, sonidos fuertes, alturas, personas / objetos extraños, separación, objetos amenazadores (súbitos)

Hasta el año de edad los miedos que puedan sentir dependerán del momento presente, todo lo que ocurra novedoso a su alrededor que se salga de lo que ya conoce lo puede experimentar como posible amenaza. Puede ser: ver una cara nueva, aunque sea de un abuelo, llevarle a un sitio nuevo, etc. Y por supuesto el “miedo” más presente a esta edad es lo que se conoce como ansiedad por separación, miedo experimentado como indefensión cuando sus figuras de apego no están (madre, padre, cuidador). Solo con desaparecer de su vista, aunque estemos a su lado ya puede generar este malestar, pero de alguna forma es adaptativo que lo experimenten para poco a poco tolerar en un futuro que esa figura no este presente todo el tiempo.

12 – 24 meses:

Miedos evolutivos → ansiedad por separación de los padres, extraños, tormentas, mar, insectos animales pequeños

En el segundo año, los miedos anteriores todavía pueden continuar, y se añaden los miedos a factores externos que dependen del ambiente, como el miedo a las tormentas. También es cuando empiezan a tener contacto con animales pequeños como pueden ser insectos, pájaros, por los cuales tienen mucha curiosidad, la cual puede desembocar en una fascinación por estos animales o un miedo irracional.

2 – 6 años

Miedos evolutivos → Oscuridad, animales en general, quedarse solo, fantasmas, monstruos.

La capacidad de imaginación y fantasía se desarrolla, todavía tienen dificultad en distinguir lo real de lo imaginario, por eso el miedo a los monstruos, fantasmas, o a lo que pueda haber en la oscuridad es común a estas edades.

6 – 11 años

Miedos evolutivos → sucesos sobrenaturales, heridas corporales, daño físico, salud, muerte, la escuela.

En esta etapa, sobre todo a partir de los 8 años surgen las primeras preocupaciones, por la evaluación social, su competencia en tareas, bienestar subjetivo; Así una preocupación excesiva se puede convertir en uno de estos miedos. El miedo relacionado con el daño físico, salud o muerte puede ser por ellos mismos o por sus seres queridos. El ámbito escolar ya es un aspecto importante, y puede aparecer el miedo a ir al colegio, miedo a hacer el ridículo delante de los demás, etc.

11 – 13 años → preadolescencia

Miedos evolutivos → escolares, sociales, autoimagen.

Las preocupaciones escolares siguen presentes y van en aumento, el rendimiento academico ahora es algo que les preocupa, y evoluciona su necesidad de ser parte de un grupo, aparece el miedo a no integrarse socialmente. Por estar entrando en la adolescencia aparecen las primeras inquietudes respecto a la imagen de sí mismos, pero surge mas temprano en las chicas que en los varones.

13- 18 años → adolescencia

Miedos evolutivos → sexuales, autoidentidad, rendimiento personal, sociales, académicos, políticos y económicos.

En plena etapa adolescente, es cuando empiezan a formar su identidad y valores, y además se encuentran en pleno desarrollo físico, aquí sí que están muy presentes los miedos a lo que piensan los demás de uno mismo, más la propia inseguridad que está presente en estas edades. Aunque ya conozcan las emociones a esta edad pueden seguir teniendo dificultades para saber expresar lo que sienten de la forma adecuada, por eso es muy importante darles su espacio, pero también la oportunidad de que puedan expresar el “miedo” o preocupación de forma sana.

Al tratarse de una etapa de transición a la edad adulta, comienzan a surgir miedos propios ya de un adulto, como puede ser: políticos, el futuro, la profesión, etc.

 

¿Cómo gestionar estos miedos?

Cuando nuestro hijo/hija presenta alguno de estos miedos, lo adecuado es en todo momento no restarle importancia, validar su emoción de miedo como algo importante, y no criticarle ni decirle que no tiene que tener miedo a eso. Preguntarle y ayudarle a que se exprese poniéndole palabras al miedo ayuda a disminuirlo, sobre todo permite que se desahogue y vea que nos importa su malestar.

Por el otro lado, tampoco hay que forzar una exposición al temor como forma de enfrentarse a él, ya que puede tener peores consecuencias. Lo mejor es acompañarle en su acercamiento, plantearle pequeños retos poco a poco hasta que consiga enfrentarse a él completamente, pero es importante estar con él para que vea que tiene un lugar seguro.

Si acompañamos, ayudamos y lo dejamos crecer el menor se desarrolla y ese miedo que en un principio parecía preocupante, desaparece solo. Estos periodos de miedos evolutivos que hemos explicado sirven como orientación por si observamos que nuestro hijo/hija persiste en su miedo. Si el miedo es desproporcionado o está fuera de la edad esperable igual puede necesitar ayuda psicológica profesional, para evitar que evolucione a una fobia o ansiedad mayor.

Por Valentina Arnez

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