Las mamás trabajadoras dedican a los hijos un tiempo similar al de las mamás no trabajadoras

Ahora que el verano termina y estamos en época de vuelta al cole, a muchas madres nos inquieta nuevamente el separarnos de nuestros hijos. Una vez más el verano acaba y tenemos que volver a trabajar después de haber estado varias semanas sin separarnos de ellos.

Es una sensación agridulce. Por un lado, acaba el descanso (si es que con hijos se puede llamar así) y nos da pena volver a la rutina. Por otro, tendremos más espacio para nosotras sin que los niños lo invadan todo. En cambio, no podemos dejar de sentir esa pequeña punzada en la boca del estómago que nos hace pensar: si no trabajáramos…. podríamos pasar más tiempo con ellos y hacer más cosas.

Pues bien, según un artículo publicado por El País el 8 de agosto diversos estudios parecen desterrar la idea de que los hijos de madres trabajadoras presentan más problemas de comportamiento que los que tienen madres amas de casa. Según la revisión realizada de diversos estudios americanos e ingleses, la creencia de que los niños que viven en hogares donde ambos padres trabajan están peor atendidos es más bien un cliché cultural.

Las madres que no trabajan y se dedican al hogar también realizan tareas (aunque éstas sean no remuneradas) y no dedican el 100% de su tiempo a los hijos. En este caso, es probable que además sean menos conscientes del tiempo que les dedican y de la calidad de las interacciones que tienen con ellos. Los padres y madres trabajadoras saben el escaso tiempo que comparten con sus retoños y el tiempo que les dedican tiende a ser de mayor calidad.

Es más importante saber qué hacen padres e hijos cuando están juntos que cuánto tiempo lo están. Esa culpabilidad que socialmente nos hace sentirnos «malas madres» por no estar plenamente al cuidado de nuestra prole nos mantiene alerta para aprovechar cualquier momento de juego e intimidad.

Así mismo, el hecho de tener una vida más allá de nuestros niños nos proporciona un respiro del ambiente familiar que muchas veces ayuda a sentirse bien y llegar a casa con ganas de ver a los pequeños y de hacer cosas con ellos. El modelo de mujer que transmitimos a nuestros hijos es el de una mujer activa y participativa.

Pero ¡ojo! no hay que olvidar que hay que cuidar y mimar la relación con los niños diariamente y que ellos necesitan cercanía y proximidad de los adultos significativos en su día a día.

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