La influencia que tiene el peso, la alimentación y la figura corporal en el estado de ánimo de los adolescentes puede predecir la aparición de trastornos de la conducta alimentaria (TCA).

Todos intuimos que los chicos y chicas que padecen anorexia o bulimia dan mucha importancia a su imagen corporal, están obsesionados en cierta medida con los estándares estéticos y anteponen su figura a la preocupación por una dieta sana y equilibrada. Sin embargo, ¿quién no está preocupado por gustar a los demás durante la adolescencia? Y en años sucesivos…

En realidad, la aceptación por el grupo de iguales es algo vital a nivel psicológico durante los años de adolescente. El vínculo afectivo con la familia cambia y el adolescente ensaya sus formas de adulto con su grupo de amigos. En él se ve reflejado y obtiene su nueva imagen que va construyendo poco a poco. Algunos chicos y chicas destacan y son conocidos por su sentido del humor, otros por su simpatía, por su capacidad de escucha y comprensión y otros, por su aspecto físico. Sin embargo, no todos los adolescentes que destacan por un físico envidiable terminan desarrollando un TCA.

¿Cómo podemos saber entonces cuáles son los factores o variables de riesgo sobre los que estar alerta como padre de un adolescente?

Según un reciente estudio realizado por la Universidad del País Vasco* existen factores emocionales que contribuyen al riesgo de desarrollar un TCA. Las variables relacionadas con la aparición de estos trastornos parecen ser la ansiedad, la dificultad para identificar y expresar emociones, una baja autoestima, una actitud negativa hacia la expresión emocional (no me gusta la gente emotiva o me pone nerviosa las emociones de los demás) o una percepción negativa de las mismas (las emociones son algo malo que hay que evitar u ocultar). Los autores del estudio destacan como más sobresalientes o más predictivos de estos trastornos la influencia que tienen el peso, la alimentación y la figura corporal sobre el estado de ánimo. Es decir, aquellos adolescentes cuyo humor varía en función de estos factores están más expuestos a desarrollar un TCA. Del mismo modo la baja autoestima resulta altamente predictiva. Por último se identifican los estilos de afrontamiento impulsivo y con ausencia de expresión emocional: los chicos y chicas que ante situaciones que les generan ansiedad no expresan emociones y reaccionan de manera impulsiva.

Estos resultados nos pueden dar una pista a los padres sobre qué debemos vigilar si nos preocupa que nuestro hijo o hija pueda tener un problema con la comida.

* International Journal of Clinical and Health Psychology 2011, Vol. 11, No. 2, pp. 229-247

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