Todos hemos oído hablar del llamado bullying. Sabemos que es algo que, por desgracia, muchos niños sufren en el cole y que no es tan fácil de atajar. Pero, ¿qué es el bullying?
El bullying se puede definir como una situación en la que un estudiante o grupo de estudiantes (agresor o agresores) acosan intencionalmente a un compañero o grupo de compañeros del colegio (víctima/as). En esta relación entre el acosador y el acosado, hay una clara diferencia de poder, y la intención del que tiene el poder (el agresor) de hacer daño, ya sea emocional o físico a la otra persona (víctima) de una forma repetitiva. Las víctimas de este tipo de violencia, niños y adolescentes, pueden presentar efectos negativos tales como el rechazo a asistir a clases, la disminución del rendimiento académico, ansiedad, depresión, retraimiento, baja autoestima e incluso en algunos casos, suicidio. Los agresores por otro lado, presentan con frecuencia, tanto en la juventud como en la vida adulta, conductas antisociales, abuso de alcohol, problemas para asumir responsabilidades, trastornos psiquiátricos, etc.
Entre las características de mayor riesgo para ser víctima de bullying encontramos:
- Baja popularidad entre sus compañeros.
- Muchos miedos e inseguridades.
- Falta de asertividad, seguridad en sí mismo y timidez.
- Baja autoestima.
- Sentimientos de culpabilidad.
- Tendencia a la depresión.
- Familia sobreprotectora (por lo que carece de habilidades para enfrentarse a las dificultades).
- Falta de habilidades sociales (simpatía, gestos…)
Por otro lado, los chicos y chicas que tienen mayores probabilidades de convertirse en acosador si presenta las siguientes características:
- Popularidad y apoyo entre los compañeros, pero con sentimientos ambivalentes de respeto o miedo.
- No tiene sentimientos de culpabilidad.
- Impulsividad y agresividad, ira incontrolada.
- Familia que se caracteriza por su alta agresividad, violencia y falta de cariño.
- Falta de normas y conductas claras y constantes en la familia que no le controla.
Los episodios de bullying son una situación altamente traumática para el acosado que tiene unas repercusiones muy negativas, tanto para el élcomo para el acosador, y por ello hay que tomar cartas en el asunto. De manera que, ¿qué podemos hacer para prevenirlo? Y, ¿qué le lleva al acosador a hacer daño?
Para poder tratar este problema y prevenirlo, hay que intentar comprender el bullying, la relación de este fenómeno con variables tanto individuales del acosador como de su familia y de la escuela.
La familia es el más importante y el primer entorno en el que el niño se socializa, es donde adquiere normas de conducta, de convivencia y forma su personalidad, de manera que es crucial para su adaptación personal, escolar y social, estando en el origen de muchos de los problemas de agresividad. Junto a la familia, el colegio es clave en el desarrollo de la madurez y la socialización del niño. Las actividades y discursos que les dan en la escuela, están estrechamente ligados a la conducta agresiva que puede presentar el niño, de forma que, los alumnos han de sentirse seguros y tener pleno conocimiento del límite de sus actos. Hay que atender también a las nuevas tecnologías, a lo que ven a través de las pantallas, ya que es tal la cantidad de escenas violentas que un niño o adolescente puede ver en películas o vídeos cada día, que puede llegar a la conclusión de que es normal el uso de la violencia, insensibilizándose ante el dolor ajeno y llegando a creer que el que pega es el que tiene razón o es el ganador. El entorno socioeconómico cultural y urbano junto a los valores, creencias y características individuales del niño también pueden influir en el desarrollo de conductas violentas que aprende del ambiente que le rodea, al igual que el grupo de amigos, ya que puede influirle tanto positivamente como negativamente, y este tiene una especial relevancia en la adolescencia. Otros factores como actitudes machistas, racistas y de intolerancia hacia los demás, influyen también en la aparición de estas conductas.
Todas las investigaciones dirigidas a este problema, demuestran el interés social por el acoso escolar y la necesidad de poner en marcha estrategias de prevención e intervención. Por tanto, es necesario enseñar a los niños este problema, y promover actitudes positivas en ellos (niños y adolescentes). Tanto la familia como el colegio, deben estar comprometidos; en el colegio, el alumno debe sentirse seguro y tranquilo para cumplir con sus tareas de aprendizaje y relacionarse socialmente, y en casa, debe tener un ambiente de amor y de cariño que le haga sentirse tranquilo y seguro, pero a la vez darle autonomía para darle seguridad en sí mismo. Por tanto, es importante la colaboración de todos para, ojalá en un futuro, terminar con el bullying.
Por Teresa Arribas.