Todos los que somos padres o educadores de niños con discapacidad entendemos que tener un niño con un diagnóstico dentro del espectro del autismo no es, a primera vista, fácil.
Normalmente, el diagnóstico de autismo (así como el de otras condiciones que limitan el desarrollo evolutivo) llega tras meses sospechando que algo no va como debería, muchas pruebas médicas, visitas a distintos especialistas, pasos por centros privados, etc.
Una vez confirmado lo que sucede (y hay ocasiones en las que no se puede afirmar con rotundidad un diagnóstico), se buscan alternativas para tratar los problemas que van surgiendo