Los tics son movimientos involuntarios que implican varios grupos musculares y sin motivo aparente. Hablamos de tics funcionales cuando no tienen un origen neurológico. Quitando casos más graves como puede ser el Síndrome de la Tourette, la gran mayoría de tics que observamos en la infancia son pasajeros y, a persar de lo que podamos pensar, son bastante frecuentes.
Un tic puede ser parpadear excesivamente, carraspear, frotarse los dedos, hacer una mueca con la boca o dejar los ojos en blanco.
Estos tics se consideran fruto de la ansiedad y el estrés y, en general, se pueden observar en niños que son bastante autoexigentes. Es una manera de canalizar la ansiedad o responden a movimientos que en principio tuvieron su utilidad pero que luego se repiten de manera compulsiva sin finalidad ninguna.