En otros artículos nos hemos referido a la posible relación existente entre hiperactividad y dieta. Hoy queremos hacernos eco aquí de un artículo publicado en Pediatrics online el 9 de enero de este año. En él los autores -J. Gordon Millichap y Michelle M. Yee- hablan de la posibilidad de la terapia dietética como complemento a la medicación o como alternativa en aquellos casos donde la medicación no sea una opción.
Hacen una revisión de los estudios que se han llevado a cabo sobre el tema y las conclusiones no son claras.
Los datos reportados por los padres son consistentes en confirmar el empeoramiento de los síntomas hiperactivos tras el consumo de comida y bebida con alto contenido en azúcar y aspartamo.
Sin embargo, los estudios controlados han fracasado en demostrar este efecto.
Otros estudios se centran en los patrones dietéticos de los niños. La dieta occidental alta en grasas, azúcares refinados y sodio y baja en fibra, ácido fólico y omega 3 parece aumentar la sintomatología hiperactiva. Así mismo, una dieta saludable rica en pescado, vegetales, frutas, legumbres y alimentos integrales aparece menos ligada al TDAH.
Los alimentos que se han estudiado recurrentemente como predisponentes al TDAH son la comida rápida, la carne roja, las patatas fritas, los alimentos altos en grasa y las bebidas light. Un buen patrón alimentario pasaría por eliminar o reducir al mínimo estos elementos.
El hecho de que se hayan realizado tantos estudios sobre el tema, evidencia que ciertamente los padres notan una diferencia en el comportamiento de sus hijos, según el tipo de comida que ingieren. La dieta es un factor que arroja resultados de forma rápida y cuya variación no tiene por qué suponer un gasto elevado. Así pues, no resulta perjudicial que un niño reduzca su consumo de azúcares y grasas, aumente la ingesta de fruta y verdura y complemente su dieta con omega 3. Sólo hay que cambiar los hábitos pero esto no supone un costoso tratamiento.
No hay que perder de vista cuál es el objetivo: conseguir que el comportamiento del niño sea más adaptado para favorecer su capacidad de aprendizaje y potenciar sus habilidades sociales. Controlar la dieta es sólo un factor que nos puede ayudar a que su conducta sea menos impulsiva y el niño se sienta más capaz de autocontrolarse, pero no debemos dejar de lado otras prácticas que cubran sus necesidades y favorezcan su buen funcionamiento: rutina de horarios, ser explícito en las instrucciones que les damos, autoridad y límites claros o la creación de relaciones cálidas y afectuosas. Normalmente una única intervención aislada no resulta suficiente.
1 comentario en «¿Sabías que la dieta occidental aumenta los síntomas hiperactivos?»
[…] Asímismo, se ha apuntado a la falta de determinados nutrientes esenciales en la dieta o el exceso de otras sustancias (por ejemplo, el azúcar) como posible causa de la hiperactividad. Como consecuencia de estos […]