Para describir lo que son los abusos sexuales infantiles utilizaremos la explicación de Unicef:
La violencia sexual infantil ocurre cuando alguien utiliza a un niño, a una niña o a un adolescente para algún tipo de actividad sexual, abusando de su poder como figura de autoridad ante el niño y de la confianza que el niño le tiene.
Dos de los datos más preocupantes que nos da la Organización Mundial de la Salud (OMS) son, por un lado, que uno de cada cinco menores sufre abuso sexual antes de cumplir los 17 años. Y, por otro lado, que el 84% de los abusadores son conocidos y casi la mitad son miembros del ámbito familiar.
A raíz de esto cabe preguntarse como padres y madres… ¿qué podemos hacer para prevenirlo?
Aunque a nivel social es imprescindible hacer cambios institucionales, tanto en la justicia como en la educación, entre otros ámbitos, a nivel familiar también podemos marcar una diferencia.
Es muy importante que la relación familiar esté fortalecida y que crezcan sintiéndose seguros y valiosos, es decir, con una buena autoestima. Para ello ayuda mucho que mostréis interés por sus gustos y su vida cotidiana, y que paséis tiempo de calidad con ellos. Deben existir adultos en su entorno en los que el menor pueda depositar su confianza, para que sienta que la búsqueda de ayuda es accesible. Para ello, deben existir canales de comunicación entre los adultos y los menores.
Por otro lado, un asunto que puede parecer un detalle sin importancia, pero que se ha visto que puede ser clave para la prevención, es la enseñanza a los niños y niñas de nombrar sus genitales de forma correcta, pene y vulva. Así como transmitirles que hay partes de su cuerpo que son privadas. Es beneficioso recordarles con frecuencia que su cuerpo es suyo y que ellos deciden sobre él.
Por ello, también debemos ayudarles a que aprendan a establecer límites. Los menores deben tener claro que nadie puede tocar sus partes íntimas, ni pedirles que toquen las de los demás. Transmitir este aprendizaje implica que, como padres y madres, también nosotros debemos respetar su voluntad cuando nuestros menores nos ponen límites, siendo consecuentes con los mensajes que les damos.
Por último, controlad que los contenidos a los que acceden a través de las pantallas estén acordes a su edad y escoged muy cuidadosamente a las personas que se quedan al cuidado de los menores.
¿A partir de qué edad podemos comenzar a tratar todo esto con nuestro hijo o hija?
Ésta es una pregunta frecuente, pero fácil de responder, ya que, desde muy pequeños, cuando comienzan a quitarse los pañales o en el mismo momento del baño, podemos ir enseñándoles a nombrar sus genitales y a que comiencen a tener conciencia de lo que es íntimo y privado. También podemos ir introduciendo en esta etapa temprana las habilidades asertivas y trabajando con los más pequeños que los secretos no están permitidos. Para transmitir esto último, es importante que les aseguréis que nunca habrá consecuencias negativas (regañinas, llantos, gritos…) si os cuentan un secreto sobre algo que les avergüence o que tenga que ver con su cuerpo.
Existen cuentos que ayudan a tratar muchos de los puntos que proponemos con los más pequeños. Algunos de estos cuentos son: ¿De qué color son tus secretos?, Kiko y la mano o Mi cuerpo es mío, entre otros.
Por otro lado, no debemos olvidar que, en ocasiones, los niños viven gestos de afecto como si fueran gestos de abuso, por ejemplo, al sentirse forzados a dar un beso. Es positivo para su aprendizaje sobre intimidad y asertividad que respetéis su negación. No obstante, tendréis que enseñarles otra alternativa, como hacer un saludo con la mano, para que no deje de aprender a seguir la norma social.
Todo lo que hemos comentado hasta ahora va dirigido a la prevención del abuso, por muchas razones, pero una de ellas es que está comprobado que los abusadores no actúan cuando encuentran dificultades, es decir, cuando ven que el menor sabe protegerse, reconocer su cuerpo y poner límites.
Finalizaremos el artículo con un párrafo del epílogo de uno de los cuentos que hemos recomendado, ¿De qué color son tus secretos?, escrito por Margarita García Marqués, que dice así:
“Los niños a los que ayudamos a crecer con confianza, sin excesivo miedo ni obediencia a los adultos, aprenden a ver y reconocer los problemas y siempre buscan soluciones, son más fuertes, felices y resolutivos.”
Por Rocío Romero Bajo