Por Virginia Miramón.
Hoy mi hijo debe llevar ropa y calzado de deporte al colegio porque le toca psicomotricidad. Pero, ¿realmente sabemos en qué consiste esto, para qué sirve, qué hace en este tiempo?
El término “psicomotricidad” abarca dos aspectos fundamentales que configuran a toda persona: el psiquismo y la motricidad. El primero de ellos hace referencia a lo mental, lo cognitivo; mientras que la motricidad alude al movimiento, al desarrollo motor del niño. Y todo ello influenciado por un tercer aspecto, también muy importante que colorea todas sus acciones, como es la afectividad: sus deseos, gustos y preferencias, los miedos e inseguridades,…
De este modo, podemos entender la psicomotricidad como una práctica que permite al niño explorar y vivenciar sus capacidades, respetando su propio ritmo, en un espacio y un tiempo enriquecedores que favorecen su desarrollo sensorial, motor, intelectual, simbólico, social, emocional, es decir, su desarrollo global, a través del movimiento y la acción corporal.
Todo esto va a permitir a nuestros hijos adaptarse de una manera más adecuada, flexible y armoniosa al medio en el que viven y crecen y a relacionarse mejor con los objetos y demás personas que les rodean.
Estudiosos de la infancia tan reconocidos como Piaget, afirman que la inteligencia de los niños se construye a partir de su actividad motriz. |
La educación psicomotriz engloba un tipo de actividad y estimulación, impartida desde el ámbito educativo, dirigida a niños sin patología desde su nacimiento hasta los siete años de edad aproximadamente y que implica un trabajo corporal orientado al ejercicio motor y al juego. Es más, la educación en los primeros años de vida, al menos en el periodo que abarca la Educación Infantil (0 – 6 años), es o debería ser psicomotriz, de forma que la gran cantidad de conocimientos y aprendizajes que adquiere el niño, se centren en su acción sobre el medio, los demás y las experiencias que vive y va acumulando a través del movimiento.
¿En qué consiste?
En la Educación Psicomotriz se trabajan tres aspectos fundamentales, llamados contenidos psicomotores, cuya adquisición es clave para el desarrollo armónico de la personalidad del niño, en concreto: el esquema corporal, que incluye componentes tan importantes como la coordinación de los movimientos o el equilibrio, entre otros; el esquema espacial, que posibilita situar los objetos u orientarse en el entorno; y el esquema temporal, que permite ordenar acontecimientos en el tiempo, establecer si sucedieron en el pasado, presente o futuro o adquirir una noción tan relevante como el ritmo.
¿Para qué sirve la psicomotricidad?
Muchos de los problemas de aprendizaje, tan frecuentes en la escuela de hoy, surgen al “forzar” a los pequeños a realizar tareas para las que madurativamente aún no están preparados: estar sentados la mayor parte del día en la silla, realizar fichas constantemente o aprender a leer y escribir demasiado pronto. El ejercicio de la psicomotricidad es trascendental para el adecuado desarrollo evolutivo de nuestros pequeños, les permitirá construir y afianzar unas bases sólidas y firmes sobre las que se asentarán sus próximos aprendizajes, previniendo y evitando al mismo tiempo la aparición de futuros problemas o alteraciones.