Al hilo de los recientes acontecimientos ocurridos en Japón tras el terremoto, posterior tsunami y la alerta nuclear, el Dr. Robert L. Findling, profesor de psiquiatría y pediatría de la Case Western Reserve University de Estados Unidos, ha realizado una valoración sobre las secuelas psicológicas que se presentan en niños expuestos a desastres.
Lo más relevante es que los niños que han estado expuestos a un desastre presentan un alto riesgo de padecer distrés emocional como respuesta a los sucesos. Las dificultades más frecuentemente observadas en los niños tras los sucesos son reacciones de estrés agudo, trastorno de estrés postraumático y depresión.
Existen determinadas características de los niños y de la situación que aumentan el riesgo de presentar secuelas. Por ejemplo, las chicas son más vulnerables en este sentido que los chicos. Según lo que nos indica la lógica, los desastres que implican una mayor pérdida de vidas, afectan en mayor medida a quienes los viven. Cuanto mayor es la cercanía a los hechos, mayor es el número de manifestaciones emocionales y aquellos niños que experimentan la pérdida de un ser querido como consecuencia del desastre también se ven afectados en mayor medida.
Hay que recordar que los criterios diagnósticos para el trastorno de estrés postraumático son los mismos para adultos que para niños. Sin embargo, la manifestación de dichos síntomas en los niños puede adoptar formas diferentes a las de un adulto. Por ejemplo, el hecho de revivir los sucesos traumáticos en los adultos suele darse a través de flashbacks o imágenes repetitivas que invaden la mente de la persona rememorando lo sucedido. En un niño tal vez no aparezcan flashbacks pero sí se manifiesta un juego repetitivo y constante sobre una escena similar a la vivida. En cuanto al comportamiento que se presenta en niños expuestos a desastres las respuestas pueden variar desde conductas más inseguras donde el niño precisa la presencia constante de sus padres y no se quiere separar de ellos o se muestran más irritables a conductas de retraimiento social. Igualmente es más elevado el riesgo en estos niños de presentar ansiedad de separación, pesadillas e incluso algunos desarrollan conductas disruptivas en el periodo siguiente a la exposición a tales desastres.
El estudio sobre esta temática es constante y desgraciadamente existen multitud de sucesos que permiten seguir acumulando información sobre el tema. En cualquier caso, el objetivo de tales estudios debería orientarse a encontrar una terapia adecuada para los niños expuestos y testigos de tales fenómenos.
* Artículo publicado el 13 de Abril de 2011 en www.medscape.com..