El sexo ha sido tema castigado y censurado durante mucho tiempo. Por ello, es normal que a algunos padres les resulte difícil abordar este tema con sus hijos/as. Especialmente si hay algunas personas que ni siquiera lo hablan con sus amigos/as o su propia pareja.
La realidad es que el sexo forma parte de nuestras vidas. Por tanto, es necesario hablar sobre él. Evitar abordarlo o hacerlo desde la vergüenza o la culpa no hará más que perpetuar estereotipos y tabús que hemos heredado, en las generaciones siguientes.
Si tu hijo/a está en la adolescencia, o si te ha preguntado alguna duda respecto a cómo se tienen los hijos/as… puede ser una oportunidad para reflexionar sobre estas preguntas:
¿Qué te habría gustado a ti saber a esa edad sobre sexo? ¿Qué información valiosa habría marcado la diferencia en tu salud y en tu sexualidad en esos momentos?
A lo mejor una conversación podría haberte ahorrado dolor en las prácticas sexuales, infecciones, vergüenza o algunos palos que te llevaste simplemente por ignorancia.
La educación sexual es un tesoro. Es prevención. Es que los jóvenes puedan aprender a respetarse, a conocer su cuerpo, a amarse, a cuidarse, a poner límites, a conocer los derechos que tienen y también las libertades. De ellos/as mismos/as y del resto. Esta información va a hacer que las prácticas sean más seguras. Y esto es muy importante. Más ahora con la gran accesibilidad que proporcionan las redes sociales a la pornografía: está al alcance de todos/as cada vez a edades más tempranas. Por ello, habrá que enseñarles qué es una práctica sexual respetuosa y real. Para que puedan identificar qué es violencia o es abuso.
Aún cargamos con muchos estereotipos relacionados con el sexo.
Por ejemplo: la virginidad que las primeras veces en las mujeres tienen que doler. Porque no tiene que doler si estás bien lubricada, si estás relajada. Además, esto limita mucho lo que es una primera vez, ¿solamente es sexualidad la penetración? Que con la marcha atrás no te quedas embarazada, que las enfermedades de transmisión sexual solo se contagian si has tenido muchas parejas sexuales. Que sólo existen los condones como método anticonceptivos. Que las pastillas anticonceptivas en las chicas son un método muy aconsejado y seguro. Que el sexo surge y no se tiene que hablar sobre qué me gusta más o menos. Que la pareja ha de dar por hecho que me apetece. Todo esto son mitos e ideas preconcebidas.
Es por esto que las conversaciones sobre sexualidad tienen que darse. Especialmente hablar de consentimiento, de placer, de comunicación. Porque, al fin y al cabo, el sexo está para disfrutar.
Si en casa es difícil tratar esto, a lo mejor podemos llevar a nuestros hijos/as a talleres, o a centros en los que haya jóvenes que puedan dar información sobre esto. Pero la educación siempre va a empezar en casa. En cómo tu hijo/a ve que te relacionas con tu cuerpo. O en cómo de pequeño le hablabas si alguna vez se tocaba o restregaba con algún objeto.
Creo que un aspecto básico a comunicar podría ser que las relaciones sexuales no son únicamente cuando el pene entra dentro de la vagina. Eso es un tipo de práctica sexual, de entre muchas más que existen. Que tampoco se hacen sólo entre un hombre o una mujer. Y que las prácticas sexuales buscan el placer, el cuidado y la diversión. También pueden buscar reproducción como sería la práctica comentada antes.
Hay varios libros relacionados con este tema que pueden ser interesantes para nuestros hijos/as y también adolescentes, por aquí dejo algunos de ellos.
- ¡Se llama vulva! Mi primer libro de educación sexual. De Anna Salvia, Cristina torron.
- La regla mola. El semen mola y el cuerpo mola. Son tres libros de las mismas autoras. Estas tienen una gran colección para niños.
- Mi cuerpo es mío. De ProFamilia. Que también sirve para prevenir abusos.
- Sexo es una palabra divertida. De Cory Silverberg y Fiona Smith.
- Para adolescentes no me cansaré de recomendar “sexo afectivo” de Sonia Encinas. Es una verdadera maravilla.
Por Isabel María García Cabrera.