La resiliencia infantil: una consecuencia de los buenos tratos a los niños y niñas y a los adolescentes

Diferentes investigaciones señalan que algunos niños, niñas y adolescentes resisten mejor las adversidades, la enfermedad e incluso contextos dañinos o malos tratos. Este fenómeno se conoce como resiliencia, esto es, “la capacidad de una persona o grupo para desarrollarse bien, para seguir proyectándose en el futuro, a pesar de los acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves” (Manciaux, M., Vanistendael, S, Lecomte, J. y Cyrulnik, B., 2003).

 

La resiliencia infantil tiene que ver sobre todo con los vínculos afectivos que los adultos son capaces de ofrecerles a través del proceso del apego. La resiliencia no es algo innato y que solo unos pocos tienen la fortuna de nacer con ella, sino que emerge de la relación del niño o niña con su entorno, el entorno humano, lo que convierte a este fenómeno en un proceso y no en una respuesta inmediata a la adversidad.

 

Las fuentes de la resiliencia infantil, según el modelo ecosistémico, proceden de:

  1. Fuentes macrosistémicas de la resiliencia infantil: un ambiente social y cultural adverso puede dañar la salud y el desarrollo infantil. Desde los entornos sociales resultado de la pobreza y exclusión social, o contextos de estrés donde existe la violencia estructural y/o institucional hasta los entornos humanos bien organizados que buscan la acumulación de riquezas y bienes materiales, pueden transformar las relaciones familiares en meros formalismos. En cambio, los entornos sociales justos, no violentos y respetuosos con los derechos de los niños y niñas puede facilitar la resiliencia de estos, que luego serán padres y madres resilientes.
  2. Fuentes microsistémicas o familiares de la resiliencia infantil: un ambiente familiar afectuoso, estable y con reglas y límites adecuados y claros, facilita que los niños y niñas al recibir buenos tratos de una forma natural y permanente, desarrollen esta capacidad (Cyrulnik, B., 2001; Barudy, J. y Dantagnan, M., 2005).
  3. Fuentes individuales de la resiliencia: los niños y niñas que ante la adversidad no se agobian por los factores de riesgo, presentan las siguientes características:

 

  • Capacidad para afrontar y resolver los problemas incluso aunque se trate de experiencias emocionales difíciles.
  • Habilidad para llamar la atención de una manera amable y simpática a las personas significativas de su entorno.
  • Visión optimista de sus capacidades.
  • Tendencia e explorar su entorno y a ensayar nuevas experiencias.
  • Habilidad para mantener una visión positiva a pesar de las dificultades.
  • Habilidad para estar alerta y ser autónomo.
  • Tendencia proactiva para dar apoyo y comprensión a los demás.

 

Fuente de referencia: La fiesta mágica y realista de la resiliencia infantil de los autores Jorge Barudy y Maryoire Dantagnan.

 

COMO TRABAJAR LOS BUENOS TRATOS A LA INFANCIA

Los talleres educativos-terapéuticos para apoyar la resiliencia infantil deben partir de un modelo de intervención integral en niños, niñas y adolescentes afectados por procesos traumáticos. Frente a los modelos deficitarios que ponen el acento en los daños, problemas, desviaciones, limitaciones, carencias, etc. Por tanto, la idea de taller que promueva la resiliencia infantil tendría que ayudarles a:

 

  • Generar vinculaciones afectivas seguras y fiables
  • Reforzar o adquirir capacidades para hacer frente a las dificultades originadas en el pasado, las presentes y las que pudieran generarse en el futuro.
  • Procesos relacionales que les permitan tomar consciencia, a través de conversaciones de su condición de víctimas. Es decir, ayudarles a trabajar las representaciones de sus experiencias traumáticas.
  • Vivir experiencias interpersonales de apoyo afectivo y social, a través de mensajes que transmiten una aceptación incondicional de la persona del niño o la niña.
  • Participar en actividades que les permitan acceder a una visión trascendente de lo humano.
  • Disfrutar de experiencias que promuevan la alegría y el humor.
  • Participar en actividades que permitan el desarrollo de la creatividad y la expresión artística.

 

Como propuesta para trabajar en casa la resiliencia infantil, la Tarta de los sentimientos es una actividad sencilla que se describe a continuación:

 

Objetivo: ayudar a los niños y niñas a legitimar, normalizar y reconocer los sentimientos asociados a circunstancias o situaciones personales.

Materiales: rotuladores, hojas blancas, lápices y gomas de borrar.

Descripción: se les explica que en nuestro corazón caben emociones o sentimientos distintos; es como una tarta que se divide en varias porciones. En esta actividad cada uno dibujará una tarta con 6 u 8 porciones, una para cada emoción. Se les pide escribir dentro de cada porción cuándo han vivido o viven esa emoción. También pueden colorear cada porción eligiendo un color según la emoción.

 

Fuente de referencia: La fiesta mágica y realista de la resiliencia infantil de los autores Jorge Barudy y Maryoire Dantagnan.

Por Cristina Gomez Villalta

Deja un comentario

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.