La motivación en clase es un factor que influye en muchos aspectos de la vida nuestros hijos. Más allá de simplemente afectar al desempeño académico, la motivación en clase tiene un impacto profundo en la capacidad atencional, las relaciones interpersonales, el desarrollo psicológico y la autoestima de nuestros hijos.
Los estudiantes motivados muestran un mayor compromiso, participación y un deseo de superación. Esto se traduce en un mejor desempeño académico. La motivación está estrechamente relacionada con la capacidad de prestar atención. Los estudiantes motivados tienden a estar más concentrados en clase. Los estudiantes motivados a menudo muestran un mayor interés en la colaboración y la participación en actividades grupales, lo que puede fortalecer las relaciones interpersonales.
Y como consecuencia de una buena motivación, los éxitos académicos impulsados por la motivación pueden generar una mayor autoconfianza y un sentido de logro. Las ganas de participar, la actitud proactiva y el reconocimiento en el aula pueden fortalecer la autoestima, mientras que la falta de motivación o el bajo rendimiento pueden tener un efecto negativo. Un alumno motivado siempre va a llamar más la atención de los profesores que les dedicarán más miradas e interacciones de tipo positivo. Es un ciclo que se retroalimenta y, sobre todo, repercute positivamente en la autoestima.
La motivación en clase va mucho más allá de las calificaciones. Fomentar la motivación es esencial para el desarrollo personal de nuestros hijos.
¿Qué podemos hacer como padres para fomentar que nuestros hijos estén motivados en clase?
Está claro que la motivación que tenga nuestro hijo en el aula depende de muchos factores: como de sus preferencias personales, es decir si le gusta o no la asignatura o el estilo del profesor, más directivo o más participativo. Pero desde casa hay cosas que podemos hacer para abonar el terreno de la motivación y que, junto a un buen vínculo con el profesor, se despierte el interés de nuestro hijo por la asignatura.
- Ofrecer apoyo emocional: Escucha a tus hijos y ofréceles apoyo emocional cuando enfrenten desafíos. Probablemente así se sientan cómodos compartiendo sus preocupaciones.
- Reforzar y celebrar logros: Elogia y celebra los pequeños logros y esfuerzos de tus hijos. Reconoce sus avances y logros personales, sin centrarnos tanto en calificaciones. Ten en cuenta que tenemos la tendencia a hablar de los logros de una manera moderada mientras que remarcamos de manera más intensa los fallos o fracasos.
- Mostrar interés genuino: Pregunta sobre su día escolar, intereses y metas. Demuestra un interés activo en su educación y desarrollo. Comparte también tú cómo ha sido tu día, qué cosas que te han sucedido.
- Centrarse en el esfuerzo: Destaca la importancia del esfuerzo y la perseverancia en lugar de centrarse únicamente en los resultados, es decir, las calificaciones. Enfócate en el proceso de aprendizaje.
- Ofrecer apoyo práctico: Proporciona un buen ambiente de estudio y ayuda a establecer rutinas de estudio efectivas. Trabaja junto a tus hijos para superar desafíos académicos. Puedes ayudarles a planificar lo que tienen que hacer, más que sentarte junto a él a hacer lo deberes. Sé un apoyo en su organización del tiempo.
Estas estrategias promueven una base sólida para la motivación y también pueden fortalecer la relación entre padres e hijos y crear un clima de confianza y entendimiento familiar.
Por Manuel de la Torre