Sabemos que la expresión corporal o musical de nuestros hijos es importante e incluso deseable para su desarrollo. Con la práctica de algún instrumento o la participación en actividades de danza o canto enriquecemos su educaciób y lo ayudamos a alcanzar sus máximas potencialidades. Pero, una vez que nos metemos en la rutina de los ensayos, conciertos, recitales o muestras la práctica puede llegar a sobrecargar al niño sino la realiza con una postura adecuada y esto, a la larga, podría provocar lesiones.
¿Cuántas horas al día ensaya? ¿Cuál es su registro? ¿Cuántos descansos se toma? ¿Hace calentamiento? ¿Qué es lo que le resulta más complicado cuando canta? ¿Tiene miedo escénico?
Una vez que el niño aparece en consulta, éstas preguntas son algunas de las muchas que se le hace al paciente, siendo importante conocer el tipo de lesión que origina las molestias para tratar la patología y posteriormente su prevención para reinsertar al artista a su actividad con un buen pronóstico y resultado.
Lo que la fisioterapia aporta a los artistas son herramientas de trabajo corporal, a través de terapias manuales, ejercicios respiratorios, estiramiento activo de cadenas musculares y toma de conciencia, entre otras técnicas, mejorando de esta manera la calidad técnica de cada interprete y buscando reducir o prevenir el riesgo de lesiones.
Una postura correcta es cuando todo el cuerpo está en equilibrio fisiológico y se evita utilizar los grupos musculares que no intervienen en el movimiento. La causa principal de lesión son el aumento de tono muscular, los movimientos repetitivos y las posturas forzadas. Todas estas circunstancias pueden provocar una alteración de la biomecánica corporal que estará en la raíz de sobrecargas musculares, ligamentosas y articulares que pueden desembocar en la alteración del gesto y, por último, a la lesión.
Nos enorgullecemos cuando vemos el resultado de la práctica de nuestros hijos pero igual de importante es estar atento para que lo haga de una manera correcta, sana y óptima. Así todos podremos disfrutar de aquello que transmiten.
Por Gabriela Balan