El cerebro del niño está en continuo desarrollo y crecimiento gracias a la estimulación que recibe de su entorno, no sólo de los profesores del colegio, sino también de sus padres, hermanos, tíos, abuelos, amigos y personas que no pertenecen a su núcleo más cercano.
Para poder hablaros de la estimulación es fundamental saber que el cerebro es un órgano muy complejo que está compuesto por cien mil millones de neuronas, las cuales no podrían realizar su función si no fuera por la sinapsis, que es la conexión que se produce entre ellas, en otras palabras, es la forma de comunicarse de las neuronas. Se sabe que puede llegar a haber unas 500.000 sinapsis por cada neurona.
¿Cómo se desarrollan las conexiones?
Estas conexiones se dan cada vez que aprendemos algo nuevo, por ejemplo, en una situación en la que vamos dando un paseo y al ver un perro, les señalamos al animal añadiendo que es un perro o un “guau guau”, o vemos un pájaro volar y les señalamos añadiendo que es un pajarito o un “pío-pío». Los niños asocian la neurona que tiene la representación de perro con el sonido de “guau guau”. Y aquí tenemos una nueva conexión. Al repetir varias veces esta conexión, estamos dando lugar a conexiones permanentes y, pasado un tiempo, nos sorprenderá diciendo “pío-pío” cuando vea un animalito volar o “guau guau” cuando vea un animal de cuatro patas que pasea por la calle, parecido a los que vio anteriormente.
Esto también ocurre cuando observan la conducta de los que le rodean, cuando reciben cariño y en infinidad de momentos más. Como podéis ver, las conexiones son fruto de la estimulación y la repetición, de ahí la importancia de estimular a los más pequeños desde el principio. Esto les acompañará a lo largo de su vida.
¿Qué partes tiene el cerebro?
Para seguir entendiendo el cerebro es importante saber que la parte mas externa del cerebro, denominada corteza cerebral está dividida en dos hemisferios: el izquierdo y el derecho. Los cuales desarrollan funciones muy diferentes. En el izquierdo se encuentra la capacidad de hablar, leer, escribir. Hablamos de un cerebro lógico, racional, capaz de entender las cosas, reflexivo, regulador, que se siente cómodo cuando las cosas funcionan de la misma manera y sin cambios; por último, pero no menos importante, es el encargado de controlar los movimientos de la mano derecha. El hemisferio derecho, sin embargo, es más intuitivo, creativo, lo que permite buscar soluciones y alternativas de una manera más creativa, es emotivo y artístico, y se encarga del control de los movimientos de la mano izquierda.
Todos necesitamos las funciones de ambos hemisferios en nuestro día a día y es importante que preparemos desde bien temprano a los niños a conocer todas esas características y a manejarse con ellas, con las de los dos hemisferios a la vez. Se sabe que en los niños muy pequeños predomina el hemisferio derecho, sobre todo durante los primeros tres años de vida ya que es el primero en madurar. Es una etapa en la que viven totalmente en el presente, sin importarles las consecuencias. Cuando comienza la etapa del “¿Por qué?” es una señal de que su hemisferio izquierdo comienza a ponerse en marcha.
¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestros hijos a integrar las funciones de ambos hemisferios?
Aquí os dejamos unas cuantas ideas:
- Hablar con ellos, no tanto preguntar sino iniciar conversaciones.
- Dejarles expresar lo que les ocurre.
- Validar sus emociones, sean adaptativas o desadaptativas, apropiada o no, agradables o desagradables.
- Escuchar sus necesidades sin juzgarles.
- Permitirles que se enfaden, que cuenten cómo se sienten y expliquen el motivo.
- Y hablar vosotros de vuestras emociones también.