Por Ainhoa Uribe
«Por norma general, tendemos a infravalorar el periodo de adaptación» Estas fueron las palabras de mi pediatra el otro día cuando le comenté que llevábamos durmiendo fatal un par de semanas.
El médico de mis hijos que es un señor amable y cercano me comentó que ésto sucede las primeras semanas de septiembre y a veces se extiende durante todo el mes. Muchas madres y padres se quejan de mal dormir o despertares nocturnos llorando y agitados.
¿Qué sucede en estas dos primeras semanas del curso?
Pues claramente es cuando se produce el periodo de adaptación. Tanto niños como padres nos reencontramos con la rutina de la vuelta a nuestra vida cotidiana. Es curioso cómo cada niño reacciona ante este mismo suceso de maneras diferentes e incluso el mismo niño varía mucho su comportamiento de un año a otro.
Este año en concreto, nos habíamos preparado para el gran drama que iba a suponer para el mayor la entrada en el cole y, sin embargo, entendíamos que la pequeña lo viviría de una manera más leve dado que ya conocía la guardería, sus cuidadoras y rutinas.
¡Nada más alejado de la realidad! Resulta que el mayor no ha llorado ningún día y a la pequeña nos ha costado casi diez días que dejara de hacerlo.
¿Significa esto que el mayor no ha «sufrido» un periodo de adaptación?
No lo creo. Simplemente sus manifestaciones son diferentes. Es más mayor y expresa de otra manera y él y su hermana no dejan de ser personas diferentes aunque compartan muchas cosas en común, entre ellas a sus padres.
¿Qué nos podemos encontrar durante el periodo de adaptación?
Pues casi cualquier conducta que se salga de «lo que hace habitualmente» nuestro hijo podríamos achacarlo a la adaptación al nuevo entorno.
Problemas para dormir, terrores nocturnos, cambios en la alimentación, irritabilidad, inestabilidad emocional, conductas regresivas,…
¿Por qué se produce este periodo de adaptación?
Evidentemente, todo cambio conlleva una primera fase en la que se produce la adaptación. Y la vuelta del verano, el final de las vacaciones y el comienzo del curso son un cambio, por lo general, drástico.
Pero es que, además, para los niños la vuelta al cole o guardería implica una separación de los padres. Tenemos que tener en cuenta que, los padres somos la figura de apego de referencia. Durante las vacaciones, nos convertimos en referentes casi únicos (los niños suelen contar con abuelos y otros familiares) de afecto y autoridad para los niños.
La vuelta al cole, hace que los niños se enfrentan DE NUEVO a la separación de estas figuras de apego. Esta separación ya se ha dado en otras ocasiones: cuando la mamá o papá que comparte con ellos la baja de maternidad/paternidad vuelve al trabajo, cuando se tienen que quedar con los abuelos, cuando inician la gurdería, cuando empiezan el colegio.
Pero no por muchas veces experimentado este momento deja de resultar desequilibrante y lo habitual es que se reactiven en los niños inseguridades y miedos que estaban también presentes en episodios anteriores de separación. Según cada niño y cada edad, este episodio toma formas distintas pero todos lo sufren en alguna medida.
¿Hay algo que los padres podamos hacer al respecto?
Sobre todo, comprender el momento que atraviesa nuestro hijo. Podemos anticiparle durante unas cuantas semanas qué es lo que sucederá al acabar el verano. Explicarles que es normal que se sientan raros y asegurar que seguiremos preocupándonos de ellos aunque no estemos físicamente presentes.
Tratar de calmar su ansiedad inmediata mediante una mentira, aunque sea a medias, del tipo: ahora vuelvo, no te preocupes que no me voy, te espero aquí,…no harán sino aumentar su angustia cuando descubran que no es cierta.
Al fin y al cabo, las separaciones y despedidas son momentos que se repetirán a lo largo de nuestra biografía de muchas maneras diferentes y es sano saber afrontarlas de una manera relajada.
6 comentarios en «El periodo de adaptación, tendemos a infravalorarlo.»
[…] educativas especiales (NEE), que suelen requerir en general más tiempo para todo, incluyendo el periodo de adaptación al nuevo […]
Hola. ¿Podríais explicarnos en qué consisten y cómo se pueden identificar los terrores nocturnos? Tengo una niña de un año y medio que se suele despertar llorando durante la noche y no tengo muy claro a qué se debe.
Gracias.
Los terrores nocturnos es una alteración que aparece durante el sueño y consiste en que el niño grita, llora, está agitado e incluso suda y tiene taquicardia. Y cuando los padres acuden a su cama, mucha veces ni siquiera se ha despertado. Puede que abra los ojos y no reconozca a quienes tiene alrededor. Cuando consigue despertar está desorientado y agitado. Lo normal es que este tipo de alteraciones empiecen alrededor de los dos años y medio o tres. Vuestra hija es un poco pequeña para presentar terrores nocturnos. En su caso, habría que valorar si hay otros condicionantes que pueden estar perturbando su sueño: ansiedad de separación, malestar físico, etc. En cualquier caso, lo que se puede hacer para mejorar su calidad de sueño es mantener una buena higiene del sueño: ir siempre a dormir a la misma hora, no esperar a que esté muy cansanda y tratar de que se duerma tranquila.
Gracias por tu comentario.
[…] En febrero de 2011 nació mi primera hija. Tras los primeros (duros, por qué no decirlo) meses de conocernos la una a la otra, pasamos una primavera y un verano estupendos, disfrutando toda la familia. Pero como siempre sucede, “cuando mejor te lo estás pasando se acaba la fiesta”, y tras casi 6 meses siendo uña y carne, llegó el momento de la “separación”. […]
Hola!
Mi hijo recién acaba de cumplir los 2 añitos! hasta ahora todo era normal pero un cambio de guardería a mitad de curso ha hecho que este muy inseguro, irritable, necesidad de la mama constantemente y problemas para dormirse solito!!! como podemos superar esta etapa y el miedo a dormir en su habitación sin mi presencia???
gracias!
Parece que además del cambio de guardería se le ha juntado con el inicio de la edad de los miedos. A partir de los dos y medio es normal que empiecen a tener miedo a la noche, a quedarse solos, etc. Para superar esta etapa lo primero es entender que estos miedos e inseguridades son evolutivos, es normal que aparezcan, se hacen mayores y empiezan a tener conciencia del peligro. Y con mucha paciencia, habrá que ir dándole seguridad: valorando que es mayor, que hace muy bien las cosas solo y ofreciéndole todos los apoyos que necesite. Podemos ayudarle a encontrar algún muñeco, manta o trapito que le haga sentir tranquilo y que le ayudará a enfrentar el miedo. También se le puede contar un cuento por las noches, por ejemplo: «el niño que tenía miedo y que un día aprendió cómo podía superarlo». Esperamos que te ayude. Gracias por tu comentario